La prensa de Zambia había acusado al país asiático de vender carne humana marinada y enlatada en supermercados de África. Aunque las estrambóticas acusaciones se han dado en la prensa sensacionalista y solo tienen como fuente a una mujer zambiana que supuestamente trabaja en una planta procesadora de carne china y que sería testigo de semejante realidad, la crisis diplomática entre los dos países está servida.
China y Zambia iniciaron un debate para solucionar el desaguisado. El embajador Yang Youming se sintió profundamente ofendido. “Es una acusación totalmente maliciosa y vil; para nosotros es completamente inaceptable”, aseguró según la BBC. Desde el Gobierno zambiano ya se han puesto manos a la obra para investigar dicho trabajo periodístico y rendir cuentas de la veracidad de la información. China es un poderoso inversor en la economía del país africano a cambio de recursos naturales, por lo que mantener la relación estable entre ambos supone un beneficio mutuo.

Las imágenes que el periódico zambiano utilizó para denunciar el caso fueron obtenidas de una promoción de hace cuatro años de un videojuego de la saga Resident Evil. En dicha publicidad se recreó una carnicería de carne humana para representar a la que aparecía en el propio juego. Estas fotografías pudieron ser escogidas para ilustrar conceptualmente el tema de la noticia.
El problema es el largo historial que acumula China en cuanto a su seguridad alimentaria. El año pasado, la prensa del propio país informó que las autoridades confiscaron toneladas de carne tanto de vaca, cerdo, como pollo que había estado congelada durante 40 años y que se había utilizado igualmente en alimentos de hoy.
Uno de los casos más sonantes y desagradables es el del uso de carne de rata que se hace pasar por la de otro tipo. En 2013 llegaron a detenerse a 900 personas en China por un asunto de adulteración de carne. Se vendía como carne de cordero, pero en realidad era de rata, visón y zorro. Los consumidores compraban un producto que había sido sazonado con sustancias químicas o bien proveniente de animales que habían muerto por enfermedades o causas desconocidas.

En 2014, un reportero chino se introdujo en las entrañas de la industria cárnica de su país para investigar las condiciones en las que se trabajaba el producto. El resultado fue bastante aterrador. Los trabajadores manipulaban la carne sin ningunas condiciones de higiene, cortándola sin guantes y recogiendo trozos del suelo. Aseguraron, además, que el producto olía a podrido y que las condiciones de los alimentos eran paupérrimas. La grabación puso al desnudo a la planta de procesado Husi Food, en Shanghái, que entonces era una de las proveedoras de McDonald’s. La investigación de las autoridades tras la publicación del reportaje ayudó a encontrar miles de productos caducados reempaquetados con nuevas fechas de caducidad.
La carne no es el único talón de Aquiles de China en sus problemas de salud alimenticia. La industria láctea o incluso la farmacéutica han sufrido casos que han sido motivo de gran preocupación para los consumidores del gigante asiático. El problema se extiende por todo el mundo y poner la mano en el fuego por algún país es sinónimo de abrasarse la mano en este asunto. Muchos serán los casos aún desconocidos que nos podrían afectar y que, quizás, ya lo hayan hecho en el pasado. ¿A quién le apetece un bistec?