En un país donde las mujeres no pueden salir de casa sin un acompañante masculino, no les es permitido conducir o no tienen permiso para llevar ropa ni maquillaje "que muestre su belleza", con la amenaza de ser multadas por la policía religiosa, que se imponga el sufragio universal es un paso de gigante. Votar y presentarse a las elecciones ya es un derecho de las mujeres saudíes y el pasado fin de semana fueron elegidas las primeras 17 concejalas municipales.
Arabia Saudí era, junto a Ciudad del Vaticano, el único estado del mundo sin sufragio universal. Las elecciones del pasado sábado 12 de diciembre fueron las primeras de su historia en las que las mujeres pudieron votar y presentarse como candidatas. Unas votaciones con doble motivo de alegría, y es que no se celebraban elecciones en Arabia Saudí desde hacía 40 años, en 1965.
130.000 mujeres votaron frente a los 1,35 millones de hombres, y hubo 978 candidatas femeninas frente a los 5.938 candidatos masculinos. A pesar de esta evidente desproporción entre mujeres y hombres, estos comicios han sido considerados un hito en el único país del mundo en el que las mujeres, recordemos, no tienen permitido ni conducir. Poniendo estas elecciones en su contexto político, histórico, cultural y religioso, estas cifras son todo un éxito.
En la monarquía absoluta saudita que gobierna, las mujeres están sometidas a un sistema de tutela masculino que les obliga a pedir el consentimiento de los hombres para todo, desde el trabajo hasta la educación o los viajes, lo que complica aún más unas elecciones. Por ello, las candidatas solo tuvieron dos opciones: hacer campaña a escondidas si los hombres de su alrededor no estaban a favor de su presentación, o ser representadas por un hombre. Además, la campaña para las votaciones no fue fácil para ellas, ya que la Comisión Electoral del país, ligada a la "sharia" o ley islámica, impuso la segregación total de sexos y prohibió que los aspirantes empleasen fotografías en su propaganda o pronunciasen discursos ante personas del otro sexo.
Un paso de gigante hacia la libertad de las mujeres, o lo que es lo mismo, hacia la igualdad entre hombres y mujeres saudíes, en un país que ha sorprendido al mundo y que no debería dejar de hacerlo. Porque con pequeños pasos se pueden conseguir grandes logros.