Un porcentaje de acierto del 91% para los hombres y del 74% para las mujeres. Un sinfín de cruces y ecuaciones matemáticas complejas para analizar rasgos y posturas. Y un torbellino de cuestionamientos éticos y, si este proyecto llegase a caer en manos negligentes, un certero golpe contra la intimidad individual. Científicos de la Universidad de Stanford afirman haber creado un escáner capaz de determinar, mediante procesos mecánicos, la sexualidad de las personas con tan solo analizar sus fotos de perfil.

La investigación parte de una premisa más que cuestionada, y faltaría menos: que la orientación sexual se relaciona con los rasgos biológicos de las personas. Así, Michal Kosinski y Yilun Wang, autores del estudio, constataron que los hombres homosexuales tienen mandíbulas más estrechas, narices más alargadas y frentes más prominentes que los hombres heterosexuales, y que las lesbianas presentan mandíbulas más anchas y frentes más discretas que las que no lo son.
Kosinski y Wang estudiaron los rostros de 35.000 personas, todas de raza blanca y ninguna correspondiente a personas transexuales, cruzando datos sobre su fisionomía. Así, concluyeron que las caras contienen mucha más información sobre la orientación sexual de la que puede ser percibida e interpretada por el cerebro humano y la simple intuición.
Y vapulean así una barrera ética peligrosa. Según el profesor de psicología de la Universidad de Toronto Nick Rule, en declaraciones a The Guardian, "si cada uno puede comenzar a perfilar a los demás en función de su apariencia, podrá a continuación identificarlos y hacerles cosas realmente horribles". Porque, ¿qué pasaría si este algoritmo cayera en manos de grupos anti-LGTB?, ¿qué sucedería si empresarios homófobos utilizasen estos procesos para determinar a quién contratar y a quién desestimar en sus procesos de selección de personal? Los límites de la privacidad y de la libertad sexual quedarían definitivamente destruidos, teniendo en cuenta que tan solo es necesaria una foto de carnet para adivinar la orientación sexual. Y, al final: ¿realmente era necesario crear una herramienta para discernir homosexuales se heterosexuales? Una herramienta, sin duda, más que homófoba y peligrosa.