Albinismo En África: El Infierno De Ser Un Negro Blanco

El albinismo es un problema en África. Cada año se produce un centenar de ataques a gente albina solo en Tanzania.

Un joven salió de su casa al mediodía, armado con un machete para defenderse. Tenía que andarse con ojo, pues al haberse convertido en el defensor de la población albina en la zona donde vivía, era el objetivo de varios grupos de brujos y curanderos. No hacía ni una semana habían matado y mutilado a un niño albino de siete años para comerciar con sus órganos, los cuales se consideran mágicos. Por desgracia, al joven no le sirvió de nada el arma que llevaba. Un grupo de hombres lo asaltaron y lo mataron, para después cortarle los brazos, los genitales y sacarle varios órganos.

Esta historia podría ser parte de un libro de terror o ciencia ficción, pero para la población albina en algunos países de África es una realidad. No solo tienen que convivir con los problemas de salud que el intenso sol africano puede causarles en piel y ojos -la mayoría se quedan ciegos y desarrollan cáncer de piel antes de los 30 años-; considerados como hijos del diablo, viven marginados, pero al mismo tiempo, una vez muertos, a sus cuerpos se les atribuyen propiedades mágicas y son símbolos de buena suerte.

El problema tiene un calado especial en Tanzania, país en el que se considera que se originó el albinismo, y donde la tasa de población que sufre este problema es 15 veces mayor que la media mundial. Esto se debe a que la enfermedad es hereditaria, y al sufrir una mayor marginación se casan y tienen descendencia entre ellos.

Es difícil calcular la magnitud real de la situación, pero según las Naciones Unidas, en los últimos años se han producido aproximadamente 100 ataques anuales. En el mercado negro, se pueden llegar a pagar hasta 20.000 dólares por algunas partes de sus cuerpos, por lo que para ciertos grupos armados es una manera fácil de ganar dinero. Además, hasta hace poco la situación apenas se tenía en cuenta por parte del Gobierno. La dificultad de controlar lo que pasa en las pequeñas localidades, junto al miedo que los albinos provocan, hacían de este problema algo "invisible".

En Tanzania aproximadamente un 60% de la población visita a brujos y curanderos locales, que por lo arraigada que está la religión son auténticos líderes, para buscar solución a sus problemas de salud y para pedir fortuna. Precisamente, esas son las propiedades que se le atribuyen a los albinos, por lo que son tratados casi como objetos para hacer pociones y rituales, cosa que no hace más que aumentar el valor de estas personas, que sufren una auténtica persecución.

En un primer intento de parar esta locura, una mujer albina, Al Shaymaa Kwegyr, fue nombrada parlamentaria, con la intención de que el resto de la población viese a los albinos como parte de la comunidad, pero el número de ataques no bajó. En segunda instancia, se crearon colegios y hospitales para que se refugiasen, algo que no ha hecho más que aumentar el aislamiento que ya de por sí sufren. No obstante, el simple hecho de que se estén intentando poner medidas para remediarlo, ya es importante.

La última medida ha sido la más drástica: retirar todas las licencias a curanderos y brujos, convirtiendo esas actividades en ilegales. La razón de esta decisión es sencilla: el miedo de que la celebración de elecciones en el país hiciese multiplicar los rituales supersticiosos. No obstante, siguen sucediéndose los ataques, y un total de 225 curanderos fueron detenidos la semana pasada acusados de asesinar albinos, y ya hay 17 personas que esperan ser ejecutadas por lo mismo. Tal vez demasiado drástico.

Esperemos que poco a poco se encuentre una solución eficaz para que las personas que sufren albinismo puedan vivir sin el miedo de ser atacados en cualquier momento. Tal vez el remedio no pase por prohibir la brujería o ejecutar a los culpables, sino por empezar a educar a la población.

 

Crédito de la imagen: guinguinbali.com