A plena luz del día y sin que nadie hiciera nada. El vídeo de la agresión sexual a una joven marroquí el pasado 18 de agosto en un autobús en Casablanca ha conmocionado a Marruecos y al mundo entero tanto por los hechos en sí como por la supuesta pasividad del conductor del vehículo y del resto de pasajeros. Los seis adolescentes de entre 15 y 17 años que presuntamente agredieron a esta joven, de 24 años y con problemas mentales, ya han sido identificados y detenidos por la policía.
Las imágenes son duras, se oye a la chica llorar y gritar pidiendo auxilio, pero ellos la desnudan entre risas, la manosean hasta que se hartan y, por fin, la dejan en paz. Sin embargo, la policía asegura, en un comunicado emitido el lunes 21 de agosto, no haber recibido ninguna denuncia por parte de ninguno de los testigos ni de la propia víctima. En Marruecos dos de cada tres mujeres son víctimas de agresiones sexuales, por ello, la mayoría prefiere no denunciar por miedo a quedar estigmatizadas o ser culpabilizadas de los hechos.
En el comunicado emitido por la empresa de autobuses en la que sucedieron los hechos, M'dina Bus, se afirma que no hay constancia de que el conductor no hiciera nada al respecto ya que el vídeo es muy corto. El portavoz de la empresa, Youssef El Ouedghiri Idrissi, indicó a la edición magrebí del periódico Huffington Post asegura que el conductor no se dio cuenta: "Al principio, la chica no grita de forma alarmante. Un conductor no puede percatarse necesariamente de que hay un problema, el ruido en un autobús forma parte de lo cotidiano", dice Idrissi.
A pesar de ello, el Ministerio de Justicia marroquí ha ampliado la investigación del caso hacia la propia compañía, ya que existen indicios para pensar que la agresión se produjo hace unos meses y, por tanto, que habría faltado a su deber de denunciarla ante la policía.