"Cuando salgo de casa siento como si llevase la palabra 'puta' en la frente", confiesa Bree Olson en un vídeo publicado por Real Women Real Stories. La ex actriz porno de 29 años no podía más, tras haber dejado la indústria pornográfica hace casi un lustro, sentía que necesitaba desahogar un dolor contenido que amenazaba con implosionar. Se trata del testimonio de una chica que quiere dirigirse muy concretamente a las mujeres jóvenes: "tengo un mensaje muy importante para vosotras. No hagáis porno".
"He llegado a tener días e incluso semanas en los que no he salido de casa porque no me he sentido capaz de enfretarme al mundo", asegura Olson. "La gente me trata como si fuera una pedófila y no como a una ex trabajadora del sexo. Me tratan como, si de alguna manera, fuera perjudicial para los niños".
Empezó en el porno con 19 años, cuando se preparaba para estudiar Medicina, estudios que nunca llegó a realizar para dedicarse en cuerpo y alma al sexo. La jugada le salió redonda a nivel económico. Bree Olson entró en el top 5 de pornstars mejor pagadas, llegando a embolsarse en un año unos cinco millones de dólares. Llegaba a cobrar 60.000 dólares cada mes; con centenares de escenas en su haber. Estados Unidos es el mayor consumidor de porno del mundo y quienes se dedican a ello en suelo norteamericano se ganan la vida como auténticas estrellas. Por eso, la cima de cualquier actor o actriz porno es aterrizar en Los Ángeles algún día.
Pero el dinero no ha sido capaz de curar una herida que para Bree Olson no hace más que abrirse cada vez más. "El dinero no merece la pena para lo que te hace sentir la sociedad para el resto de tu vida. Es decepcionante conocer gente nueva y que ésta no quiera ser amiga tuya al enterarse de quien has sido", relata en el vídeo. "La gente me mira como si fuera inferior y me he dado cuenta de que es imposible volver hacia atrás en el tiempo para intentar ser, por ejemplo, enfermera, profesora o trabajar para alguna empresa".

"La gente me dice: cambia tu color de pelo, trasládate a otro estado. ¡Ha! La gente no me conoce realmente. No puedo correr. No puedo ocultarme. Tengo que hacer frente a esto. El anonimato es algo que nunca conoceré". Y tiene razón. Los tiempos han cambiado para quien quiere volver hacia atrás y ser olvidado. Basta con escribir un nombre en un buscador de Internet para obtener cientos de resultados sobre esa persona. Su trayectoria como actriz porno está incrustada en la red, tatuada e imborrable.
¿Qué se puede hacer para empezar de nuevo? Es difícil profesionalizarse en la mayoría de áreas si tu vida únicamente ha girado en torno al cine erótico. Para Olson le dificultad radica en poder recibir nuevas oportunidades empresariales. Por ello, se dedica ahora a la fotografía de estudio y cine más convencionales. Aunque no es lo que desearía para ella. "Ojalá la gente me tratase como si fuera una enfermera de Indiana, casada y con un hijo. Eso me haría muy feliz, pero nunca ocurrirá; por eso ni siquiera pienso en ello".
Para Olson es casi imposible cumplir con esa visión de vida. Un actor o actriz porno no es aceptado por la sociedad en un puesto de trabajo relacionado con la salud o la educación. A menudo, son vistos como obsesos sexuales, como personas que han perdido la esencia delante de millones de personas que se han masturbado viéndoles. Han sido objetos sexuales para gente desconocida de cualquier rincón del mundo. Ellos han ofrecido su físico al completo, lo han entregado a cambio de dinero, sin nada que reservar para la intimidad.
La que, además, es ex novia del reconocido actor Charlie Sheen se siente desamparada ante lo que le toca afrontar ahora. Por eso quiere dejar claro a las chicas jóvenes que no sigan sus pasos, que no comentan el error que ahora no la deja ser feliz. “Aunque queráis abrazar vuestra sexualidad y decir 'puedo hacer lo que quiera con mi cuerpo', vais a tener toda una vida de mierda por delante".