Cuando conoces un poco más a los ejecutivos, aquellos que consideramos líderes o gente exitosa, nos damos cuenta de que cuentan con algunas características comunes entre ellos. Estas características, o dones, si queremos, no son inherentes a todos, sino que se trata de cualidades que han ido adquiriendo con el tiempo, la experiencia y las adversidades. Aprendiendo del día a día de la vida, que se suele decir.
Si hacemos memoria de alguno de ellos, podemos observar fácilmente que son estos comportamientos los que definen a estos hombres y mujeres y los que hacen que sean exitosos. Si quieres aprender un poco sobre estas conductas que limitan o aceleran a las personas que han llegado lejos, te presentamos algunas:
Ingenuidad
La inocencia es cosa de la ignorancia, de la edad y de la bondad; por eso, es normal que acabemos por creérnoslo todo. Sin embargo, ello no tiene por qué resultar un hándicap, ya que las barreras y las adversidades ayudan a construir nuestro éxito. Los tontos no llegan a ningún lado, y por ello tan importante es caer como aprender de lo sucedido, cuestionarse lo que vemos y nos cuentan y razonar.
Miedo
Las situaciones límite son el día a día en el mundo de los negocios. Es muy habitual que los planes no salgan por donde teníamos previsto. Es por esta razón por la que hay que controlar y canalizar nuestra rabia y nervios, aprender a gestionar el estrés y afrontar las situaciones difíciles.
Sectarismo
Poner pasión en lo que haces no va reñido con ser coherente y tener los pies en el suelo. El fanatismo puede llegar a despistarnos de la realidad y desviarnos de nuestros objetivos, por lo que resulta vital tener una percepción real de la realidad, razonar de forma objetiva y no tomar decisiones en caliente o de forma defectuosa, sesgada.
Dejadez
La pereza es la principal enemiga de las personas más exitosas. Sí, es cierto, no descansan ni se toman vacaciones mientras están inmersos en aquel proyecto en que creen y tienen puesta toda su vida, tiempo, dinero y personas de alrededor. Es necesario un trabajo constante, duro y disciplinado. Si quieres probarlo, verás que en ningún lado donde se exige competencia hay vagos.
Mentalidad proactiva
Si no crees ni te gusta lo que haces, abandónalo. Construir o proyectar algo por el mero hecho de conseguir resultados rápidos lleva a la desmotivación, con el cúmulo de errores y desesperación que ello conlleva. La perseverancia hace que, aunque tarden, los objetivos se alcancen.
Visión global
No puedes pretender, aunque sea tu proyecto, que todo gire en torno a ti. Los demás tienen sus vidas, sus ideas, sus proyectos y su tiempo; por lo que encerrarnos en nosotros mismos hará disminuir nuestra efectividad, y al resto crearles un desinterés por ti. Debemos recordar quién nos surte a quién, ya que generalmente trabajamos para el resto de las personas, ofrecemos servicios y productos.
Vivir en el ahora
A muchas personas les cuesta vivir en el presente, teniendo siempre en cuenta al pasado, que les ahoga y les lastra. Del pasado solo podemos aprender pero no cambiarlo, de ahí que no podemos dejar que nos condicione. Asumámoslo e intentemos mejorar en el ahora y en el mañana: solo podemos modificar nuestro futuro.
Indiferencia
O comodidad. La mayoría de las personas, vayan donde vayan, se toman la vida con resignación, como le venga dada. No podemos mostrar indiferencia por lo que surge y se mueve alrededor, ni resignarnos a lo que tenemos. La apatía no es buena amiga del éxito y del cambio.
Sensibilidad
Aunque no es recomendable pese a que las circunstancias son la que lo cambian tener el corazón de piedra, sí que tenemos que tener una coraza que amortigüe los golpes. El mundo de los negocios y el éxito están llenos de baches, piedras y caídas, pero no por ello debemos desistir. Si te fijas, los grandes que tienen el éxito a su alrededor cuentan con dones como la humildad, humor y fortalezas; y sí, también tienen sentimientos.