Tras varias décadas de conflicto intermitente, la situación del Sáhara Occidental sigue siendo uno de los asuntos de carácter internacional más complejos de resolver. Se trata de un territorio estratégico y rico en recursos naturales que, durante casi un siglo, fue parte de España y que, actualmente, se encuentra bajo dominio mayoritario de Marruecos, país vecino. Naciones Unidas ha sido incapaz de dar solución a la disputa y el pueblo saharahui continúa hoy sin ver satisfechas sus reivindicaciones de autodeterminación.
Pero la lucha continúa: La Coordinadora Estatal de Asociaciones Solidarias con el Sahara, CEAS, ha lanzado una campaña para que España aproveche su próxima presidencia temporal en el Consejo de Seguridad de la ONU para impulsar ese referéndum de autodeterminación que permitiría a los saharauis pronunciarse sobre su futuro sin injerencias externas. Algo a lo que Marruecos se niega de forma tajante.
Para que entiendas mejor por qué se habla de un callejón sin aparente salida, te explicamos, en 9 puntos, los orígenes, el desarrollo y las expectativas de futuro de esa guerra sumergida que, a día de hoy, se sigue librando entre las dunas del desierto:
1.- España se hizo con un territorio históricamente deshabitado desde finales del siglo XIX. Una ocupación que trajo problemas con Marruecos, país que, en 1963, solicitó a la ONU que mediase para la descolonización española. En 1965, la Asamblea General de Naciones Unidas instó por primera vez a España a abandonar el territorio. Al tiempo, el Sáhara Occidental terminó incluido en la lista de territorios no autónomos de Naciones Unidas que requieren descolonización. Y ahí sigue más de cincuenta años después.

2.- Desde 1973, el Movimiento Saharaui de Liberación Nacional, luego conocido como Frente Polisario, ha estado luchando por la celebración de un referéndum de autodeterminación. La diplomacia marroquí presionaba a España para que se retirara y el régimen franquista, enfrascado en las goteras internas que la dictadura presentaba ya en los setenta, se cansó de tener responsabilidad en el territorio, así que, en 1974, accedió a convocar un referéndum para el año siguiente
3.- Marruecos, sin embargo, no veía la votación con buenos ojos y buscó bloquearla a cualquier precio, ya que su objetivo final era hacerse con el territorio y sus recursos. Así, en Noviembre de 1975, se llevó a cabo la denominada 'marcha verde'. Enviados por Marruecos como medida de presión para la retirada de España, más de 300.000 civiles marroquíes y 30.000 policías entraron de forma pacífica en el Sáhara Occidental.

4.- La ONU se pronunció en contra de la marcha, pero el Rey Hassan II dio orden de adentrarse en el territorio y decenas de miles de marroquíes se hicieron fuertes en la colonia española. En el marco de la Guerra Fría, ni Estados Unidos ni Francia condenaron la acción marroquí, ya que el Frente Polisario y Argelia, su principal aval, se consideraban aliados de la Unión Soviética.
5.- Con Franco ya agonizante y tras los conflictos locales y la ola de descolonización mundial de los años 60, España renunció, en noviembre de 1975, al control administrativo del Sáhara Occidental. Dejó así el control en manos de Marruecos, que lo había demandado desde 1957, y Mauritania. El pacto se conoce como Acuerdo Tripartito de Madrid y supuso el desentendimiento de España de la situación de un territorio que dominó durante casi un siglo.
6.- Los acontecimientos fueron como un jarro de agua fría para el Frente Polisario, quien comenzó una guerra contra las potencias administradoras y fijó la capital de la República Árabe Saharaui Democrática en Tindouf, Argelia. Mauritania decidió retirarse en 1979 y, desde entonces, es Marruecos quien controla, de facto, la mayor parte del territorio, incluyendo las principales ciudades y sus recursos naturales.
7.- El Frente Polisario no detuvo sus acciones violentas hasta un alto el fuego respaldado por Naciones Unidas en 1991. Tras este, dos tercios del territorio -incluyendo casi toda la costa atlántica, especialmente relevante por los recursos pesqueros y, eventualmente, comerciales-, quedó bajo control marroquí. Naciones Unidas ha adoptado una posición ambigua y no reconoce la soberanía sobre el Sáhara Occidental, ni por parte de Marruecos ni por la de la República Árabe Saharaui Democrática.

8.- El reconocimiento del territorio se ha convertido, sin embargo, en un juego de poder sobre el que penden muchos intereses geoestratégicos. El principal avalista de la independencia y final descolonización del Sáhara Occidental es Argelia, ya que gran parte de su enemistad con Marruecos se canaliza a través de su apoyo a la excolonia española. En el seno de la Unión Europea no se ponen de acuerdo: Francia se posiciona del lado del gobierno marroquí, un importantísimo socio en el negocio de compraventa de armamento. La posición alemana ha ido variando y ahora se muestra proclive a que el referéndum de autodeterminación se celebre. España, por su parte, busca estar 'en misa y repicando': Por un lado, quiere evitar contrariar a Marruecos, así que no defiende con gran ahínco a la población saharaui o su necesidad de celebrar un referéndum. Pero, por otro, busca mejorar sus relaciones con Argelia, quien apoya al Frente Polisario, también como una manera de detener el flujo de inmigrantes que llegan a España.
9.- La situación del territorio mientras tanto sigue siendo muy precaria: Marruecos y el Frente Polisario no se ponen de acuerdo ni para sentar las mínimas bases de un supuesto referéndum. Organizaciones de derechos humanos han denunciado los continuos abusos policiales supuestamente cometidos por las fuerzas de seguridad marroquíes en el territorio. El Frente Polisario ha amenazado además con recuperar las acciones violentas como modo de resistencia. La tensión ya alcanzó un nuevo pico en 2010, cuando la policía marroquí desmanteló el campo de refugiados de Gdeim Izik y la ciudad de El Aaiún se revolvió en protesta.

Ante los hechos, las consecuencias y las históricas y actuales complicaciones para el entendimiento entre todas las partes implicadas, cuesta creer que una presidencia temporal -reducida a un mes- en Naciones Unidas, vaya a lograr que España encuentre soluciones al conflicto a corto, medio e, incluso, largo plazo.
Fotos: Nacho Hernández, AP, FFAA Arg, extremadura.com