Sientes que dentro de ti hay un gran potencial. Intuyes que puedes ser un gran empresario y que tu start-up lo petaría al máximo. Pero claro, te falta lo más esencial: una buena idea.
Tienes madera de líder, una buena formación, experiencia y ganas de triunfar a más no poder, pero tu inspiración parece haberse tomado unas vacaciones o, quizás, simplemente lo tuyo nunca fue lo de la creatividad.
No te preocupes, nosotros te traemos 5 consejos para que consigas dar forma a esa idea tímida que te ronda por la cabeza pero que no acaba de salir. Del resto, te encargas tú.
1. Brainstorming inusual
Lo primero es lo primero. Las buenas ideas siempre van precedidas de un montón de ideas malas. Y precisamente en eso se basa el llamado brainstorming o lluvia de ideas: un puro bombardeo de pensamientos apuntados sobre el papel. Pero nosotros no te recomendamos el brainstorming tradicional, sino algo mucho mejor.
Relájate, llena una copa de vino, pon tu disco de música favorito y rodeáte de todo lo que te hace sentir bien. ¿Por qué no tus fotos de viajes, tus libros o tus juguetes de infancia? Cualquier cosa que pueda tocarte la fibra sensible y hacer volar tu mente a otro lugar es bienvenida, pues estimulará tu creatividad y hará que tu inspiración no tarde en llegar.
2. Un pequeño y a veces tonto gesto
No te empeñes en inventar la rueda. No siempre las grandes ideas son las que funcionan mejor, ni las ideas más aparentemente tontas son tan tontas. A veces basta con mirar a tu alrededor y pensar en qué estaría dispuesta la gente a gastar su dinero.
El canadiense Wanye Fromm inventó en 2002 el primer “palo para selfies”, es decir, un palo en el que colocar tu cámara o smartphone para tomarte una fotografía sin necesitar ayuda de otra persona. Aunque entonces el invento no tuvo muy buena acogida, en la actualidad y debido a la fiebre selfie de la que casi todos somos víctimas es un objeto con bastante demanda. Wanye desde luego no inventó la rueda, pero sí algo que, aunque en apariencia absurdo, tiene tirón en la sociedad.
3. Dale la vuelta
A falta de una idea original y revolucionaria, una buena alternativa es investigar otras empresas del mercado y tratar de averiguar de qué carecen o qué podrías hacer tú por mejorar lo que ya hay. O, incluso, coge una empresa que exista y “dale la vuelta”. Por ejemplo, si McDonalds es una franquicia de fast food, ¿por qué no abrir una cadena de restaurantes de solo comida sana?
Partir de un punto de referencia existente y tratar de mejorarlo, o plantearse todo lo contrario, puede ser una buena forma de encontrar la tan ansiada idea milagrosa.
4. Navega hasta el infinito y más allá
Navega, navega y navega por la web. Lee blogs, entrevistas a jóvenes emprendedores, revistas... Infórmate sobre casos de emprendedores que crearon empresas parecidas a la que a ti te gustaría fundar, pero también infórmate sobre casos de empresas que sean todo lo contrario.
En Internet vas a encontrar un montón de información explicada, además, de primera mano por jóvenes talentos que consiguieron triunfar y tirar para adelante su start-up, o bien que se pegaron un batacazo considerable intentando cumplir su sueño empresarial. Todo es útil y todo puede ser lo que haga saltar la chispa definitiva de tu inspiración.
5. Resetea y a otra cosa
Cuando todo lo demás falle y no haya manera de encontrar esa maldita idea que se empeña en esconderse en algún lugar de tu cerebro, dale al reset y olvídate de todo por un rato. Date una ducha, vete al gimnasio a descargar adrenalina o sal a pasear con tu perro.
Aunque no lo creas, todo el tiempo que has estado ejercitando tu mente tratando de dar con la tecla adecuada no ha sido en vano, y esa idea puede estar a punto de decir "aquí estoy yo". Cuando menos lo esperes y más relajado estés, aparecerá.