5 hábitos curiosos que practicaban los genios y que te harán más listo

Hace un tiempo leí un estudio que afirmaba que existe una conexión especialmente evidente entre profesionales creativos y padecer esquizofrenia.

Hace un tiempo leí un estudio publicado en la revista Journal of Psychiatric Research que afirmaba que existe una conexión especialmente evidente entre profesionales creativos y padecer esquizofrenia. Albert Einstein recogía colillas de cigarros en la calle para preparar su pipa, Robert Schumann creía que sus composiciones musicales se las dictaba el mismo Beethoven, se afirma que Charles Dickens se defendió de erizos imaginarios con su paraguas mientras recorría las calles de Londres y que Salvador Dalí era un aficionado a las mascotas peligrosas.

Entre estas anécdotas de genios universalmente conocidos, existen otros curiosos hábitos que, quizás, si pones en práctica, te hagan también más listo.

1.  Haz mucho el amor

En 2014, investigadores de Corea del Sur y de la Universidad de Maryland demostraron que la actividad sexual en ratones y ratas mejoraba el rendimiento mental y aumentaba la neurogénesis en el hipocampo. Además, el estudio añadía que el sexo combate los efectos dañinos del estrés para nuestro cerebro, un factor que influye en gran medida en la inhibición de la creación de nuevas neuronas. Por lo tanto, y seguro que con muchos matices científicos, es evidente que el crecimiento de neuronas por medio del sexo parece tener alguna base en la realidad científica.

El científico Emilie du Châtelet era también conocido por su vida sexual activa, y el excepcional pintor malagueño Pablo Picasso fue sin duda uno de los artistas más lujuriosos de todos los tiempos.


2. Cuerpo frío y mente fría

Benjamin Franklin nadaba a diario por el frío Támesis de Londres; Theodore Roosevelt hacía inmersiones en las aguas heladas del río Potomac en Washington DC cada invierno. ¿Estamos locos? Pues parece que no tanto. Ya hace muchos siglos, Hipócrates decía que la terapia de agua aliviaba el cansancio. Además, en muchos lugares del mundo se ha utilizado el agua fría como fuente de energía, vitalidad y salud.

Cuando el agua fría se pone en contacto con el cuerpo, se produce una reacción de calor que hace que el corazón lata más rápido y que la sangre llegue a los músculos y a nuestros órganos vitales. El cuerpo se relaja y entra en estado de alerta.

Pues bien, quizás no hace falta que te metas en un río, pero acostumbra a darte unos minutitos de agua fría en tus duchas diarias y activa tu mente.


3. Llorar sin parar hasta brillar

La biografía autorizada de Steve Jobs revela que este lloraba sin cesar cuando se frustraba, pero también cuando estaba feliz.

Está demostrado que llorando se reduce el estrés. William H. Frey, bioquímico en el Centro Médico St. Paul-Ramsey de Minnesota, destaca que al llorar se eliminan las sustancias generadas por la tensión nerviosa como cloruro de potasio y manganeso, endorfinas, prolactina y adenocorticotropina. Las lágrimas son la principal salida que tiene el organismo para las hormonas del estrés, ahorrando al hígado el trabajo de descomponerlas y generando además una sensación de alivio.

Quizás entonces las lágrimas son más un síntoma de fortaleza que de debilidad, así que no las contengas.


4. La universidad no siempre lo es todo

Allá va un listado de genios que decidieron no continuar su camino por donde lo empezaron. Bill Gates , Bill Gates y Bill Gates, la mujer multimillonaria más joven, revelan tres lecciones fundamentales:

1 Sé autodidacta.

2 Identifica patrones y haz predicciones exitosas.

3 Toma decisiones inteligentes.

El truco está en ser capaz de ver varias rutas y elegir aquello que esté más alineado con tus metas y objetivos.


5. Prueba, luego actúa

Thomas Edison tuvo un proceso de entrevista riguroso de sus posibles empleados, a los que además sometía a la prueba de la sopa. ¿En qué consistía? Pues los invitaba a tomar un plato de sopa, y cualquier persona que echaba sal sin antes probarla, fallaba la prueba. Echarse sal antes de probarla era una clara señal de que estaban tomando decisiones basadas en suposiciones infundadas.