Una de las peores experiencias vitales que existen es ir a trabajar sin haber dormido bien. O, directamente, sin haber dormido. Es entonces cuando tu cuerpo entra en modo zombi y la jornada laboral se hace interminable.
El estrés y algunos malos hábitos pueden perjudicar seriamente la calidad del sueño. Aprender a desconectar es imprescindible para descansar bien. A continuación te explicamos cinco simples consejos para que duermas como un bebé cada noche y te levantes de un salto, listo para comerte el mundo cada día.
1. Si no eres fan de las agendas, los calendarios, los posits... hazte ya.
No hay nada como planificar el día siguiente para dormir a pierna suelta. Por supuesto que el día a día está lleno de imprevistos que no podemos controlar, pero para todo lo demás... una agenda. Apunta las reuniones que tendrás, las tareas pendientes que debes realizar o a quién tienes que llamar.
Saber que tienes por escrito las cuestiones más importantes de mañana si es sobre papel, mejor, que ya sabemos que los ordenadores tienen el curioso vicio de estropearse y no tener que apostarlo todo a tu memoria te hará sentir bastante más tranquilo a la hora de meterte en la cama.
2. Apaga el p**o teléfono
Sí, es muy complicado darle a “Apagar”, ver cómo la pantallita se va fundiendo a negro e intentar pensar en otra cosa, como si no pasara nada. En la actualidad, la vida laboral ya seas jefe o empleado va tan ligada al smartphone y todo lo que conlleva whatsapps, mails, redes sociales que resulta casi imposible desconectar. Sin embargo, es muy importante saber poner un punto y final al móvil cuando termina el día y nos vamos a dormir. Tus horas de sueño son sagradas.
Y sí, tu cabeza no parará de dar vueltas pensando en qué pasará en tu teléfono mientras está apagado, pero poco a poco te acostumbrarás. Ah, también te deberías acostumbrar a no encenderlo nada más despertarte e ir consultando el Whatsapp entre sorbo y sorbo de café. Así solo conseguirás convertir el desayuno en un momento de estrés extremo y empezar el día de los nervios desde bien temprano.
3. Leer antes de dormir
Da igual si lo que lees es Harry Potter, una novela de García Márquez o la trilogía del señor Grey y su calentura mental. Leer un poco antes de acostarte te ayudará a relajarte y se convertirá en un ritual que tu organismo relacionará con dormir. Acostumbrar a tu cuerpo a una rutina previa facilitará, sin que te des cuenta, la transición al sueño.
Eso sí, evita el uso de e-books o Tablets, sobre todo si ya has estado todo el día delante de un ordenador, pues solo cansarás más tu vista. De hecho, lo mejor sería que no tuvieras ningún electrodoméstico en tu habitación, ya que está comprobado que interfieren en los ciclos del sueño.
4. Prepara todo lo que puedas preparar
Igual que el niño que tiene que dejar la mochila preparada con los libros para el cole, tú deberías hacer lo mismo. Deja todo lo que puedas preparado, listo para levantarte y no tener que pensar en nada más que no sea la ducha y el desayuno y leer Código Nuevo, como mucho.
Ropa limpia, herramientas de trabajo, documentos... cuantas más cosas puedas dejar organizadas el día antes para desconectar del todo y no tener que andar con prisas nada más levantarte, mucho mejor.
5. Madrugar un poco más vale la pena aunque no lo creas
Seguramente sea una de las principales cosas en las que la humanidad coincide casi al 100%: a nadie le gusta madrugar, sobre todo si es para ir al trabajo. Sin embargo, levantarte un poco antes de lo que sueles hacer habitualmente te será de gran ayuda.
De esta manera, no tendrás que estar tan pendiente del reloj y eliminarás buena parte de esa ansiedad que te persigue por las mañanas. No te atragantarás con el desayuno, podrás hacer algo de ejercicio y tendrás más tiempo de margen para solucionar pequeños contratiempos.
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