Un kilómetro de bragas extendidas al sol han recorrido las calles de Johannesburgo, una de las ciudades más importantes de Sudáfrica. Exactamente 3.600 piezas de ropa interior femeninas han estado expuestas en una instalación artística y reivinticativa por cada una de las violaciones que supuestamente se dan en el país cada día. Esta escandalosa cifra, que al año daría más de un millón de violaciones, se extrae de una investigación del Medical Research Council MRC en el año 2013.
El problema es que supuestamente solo se denuncia una de cada 13 violaciones. Según un informe de la policía sudafricana de 2016, 150 mujeres denuncian diariamente que han sido violadas y solamente entre el 4 y 8% de los casos terminan en condena para el agresor.
Para denunciar este silenciado drama y con cifras imposibles de probar las artistas y supervivientes de violaciones, Jenny Nijenhuis y Nondumiso Msimanga, decidieron tomar una prenda tan íntima y tan presente en estas agresiones sexuales y exponerla para que nadie pudiera mirar hacia otro lado.
“Una sola braga ya son demasiadas bragas. Eso te hace pensar que alguna niña está siendo violada en algún lugar" decía la voluntaria Carmen Ives, que ha colaborado con el proyecto, en el medio británico The Guardian. El objetivo era llamar la atención de la gente para luchar contra esta lacra y la exposición iba acompañada de performances y de una campaña con el hashtag en el medio británico The Guardian La ropa sucia de Sudáfrica y en el medio británico The Guardian.

Pero resaltaban que su objetivo principal era denunciar la situación -a la ciudadanía y a las instituciones- para que, de cara al futuro, las cifras se reduzcan el máximo posible. Enfatizaban que su iniciativa quiere "hacer visible, de una forma que no pueda ser ignorada, el secretismo y la vergüenza que rodean la violación y el abuso sexual que, además de la manera pobre con que el gobierno y la policía lo tratan, hace que la gente no lo denuncie o hable de ello, debilitando la posibilidad de un cambio real".
La exhibición, que terminó la semana pasada, tuvo buena acogida y fue muy positiva para dar visibilidad a la problemática, pero el sensacionalismo con las cifras no debe ser el mejor camino para conseguir reducirlas.
Crédito de las imágenes: Brett Skolmen