Ser joven puede ser una de las claves del éxito. El entusiasmo y la energía que desprendemos puede hacernos dueños de grandes cambios. Estos son los aspectos que sin duda han ayudado a Armon Sharei a recaudar 500 millones de dólares para acelerar el desarrollo de una técnica científica que, en un par de años, ya se podría estar probando en pacientes con cáncer.
Un error que se convirtió en acierto

Las startups son la clave
Unos años después, en 2013, Sharei decidió tirarse a la piscina y darlo todo por su investigación y, junto a su amigo y compañero, Agustín López Márquez, también científico, montó su propia Startup: SQZ Biotech. Desde entonces, con la ayuda de sus mentores y asesoramiento jurídico, la revolucionaria idea de Sharei y López ha ganado más de 500.000 dólares en premios y ha conseguido millones de inversores. Gente que ha creído en él y en su proyecto, a pesar de su juventud y de no haber tenido nunca antes una empresa. "Yo creía en la ciencia y quería llevarlo muy lejos", dijo Sharei.
Los reyes de los concursos
Sharei y López Márquez ya tenían su Startup, pero todavía les faltaba mucho camino por recorrer. Decidieron, una vez más, apostar por su idea y darla a conocer al mundo. Así fue como descubrieron que la impulsora de nuevos proyectos MassChallenge organizaba varios concursos, en los que los científicos ganaron una oficina y 300.000 dólares para empezar a lo grande en Boston.

Pero Sharei no está solo en su forma de impulsar el avance de la ciencia. La nueva cultura "lean startup" abre la veda a una financiación alternativa para este tipo de proyectos, llena de concursos científicos, oportunidades co-working y nacimientos de incubadoras. Haciéndolo, están allanando el camino hacia posibles inversores que antes tenían miedo de dejar su dinero en estas iniciativas que parecían largas y costosas de alcanzar. Lo que ahora temen es perder a estos científicos con tanto potencial y energía.
El contrato perfecto
Después de todo esto no había quién parase a Sharei y su colega, pero todavía había más. A finales del 2014 pasó algo que haría que la empresa consiguiera volar definitivamente. SQZ Biotech consiguió un acuerdo con una de las empresas líder en tratamientos contra el cáncer, F. Hoffmann-La Roche, por un valor de 500 millones de dólares. Este último empujón podría acelerar el desarrollo de la tecnología pionera que había descubierto Sharei en 2008 y muy pronto estará disponible para probarla ya en pacientes con cáncer.
Esta es, finalmente, otra historia de suerte. A Sharei y López Márquez todavía les queda mucho por hacer, pero este podría ser uno de los descubrimientos que - del mismo modo que la penicilina - provoquen grandes cambios en la medicina a nivel mundial. Y es que hay veces que el tiro te sale por la culata, y es lo mejor que te podría haber pasado.