Imagínate una multinacional con 34.000 empleados repartidos en 5.200 oficinas en más de 60 países y que, solamente en España, dispone de 1.500 profesionales de primer nivel. Pues bien, imagínate como sería si en una de sus reuniones directivas en sus oficinas de Pozuelo de Alarcón apareciera un chaval de 21 años en zapatillas y dijera que será el CEO de la compañía durante el próximo mes. Deja de imaginar, está pasando y se llama Guillermo Pujadas. Este barcelonés puede presumir de haber resultado elegido entre los 10.000 jóvenes que optaban a convertirse en directivo de la empresa líder mundial en gestión de recursos humanos a través de la iniciativa global “CEO por un mes” del Grupo Adecco.
“Debería decir que el primer día me sentía nervioso, pero no. Estuve intentándolo 3 años y, al final, te das cuenta de que si llegas a ser la persona elegida no significa que seas ni mejor ni peor, sino simplemente el perfil que buscan”, explica Guillermo tras 5 meses realizando pruebas y, por fin, tras 15 días actuando como CEO junto al director general de Adecco, Iker Barricat. “Estoy en el ecuador de una experiencia increíble. Lo que más me ha sorprendido es lo accesibles que son todos aquí y las ganas que tienen de escuchar a alguien joven como yo. Eso de que los CEO solo van con traje y están a otro nivel es algo que aquí se desmiente completamente”, confiesa Guillermo agradecido por la proximidad de su mentor Iker y una iniciativa que él considera “pionera”.
Pero que nadie se engañe: él ha venido a currar y no por su cara bonita. Guillermo estudió International Business en la Universidad de Barcelona y un año en la Escuela de Negocios Haas de la Universidad de California. Además, es cofundador y presidente de la UB Business Society, una comunidad que busca aumentar la participación de los estudiantes en el ámbito empresarial. “Si antes he dicho que el ambiente de la empresa no tiene nada que ver con lo que vemos en las pelis y series, lo de estar todo el día trabajando de reunión en reunión y de viaje en viaje es real”, comenta desde Cuenca, después de innumerables AVE de Madrid a Barcelona y camino a “algún lugar del sur” en los próximos días.

Aunque sus ganas de aprender el oficio, y ser consciente de la suerte que tiene, le hacen tomárselo con toda la motivación. “Me he dado cuenta que el papel del CEO es dejarse asesorar por un montón de personas mejores que él o ella en cosas específicas y juntar todo ese talento para traer algo positivo a la empresa. Al final, las empresas bien gestionadas tienen su retorno en la sociedad y ayudar a mejorar la sociedad es lo que más me motiva”, resume Guillermo. Desde los 16 años tenía muy claro que quería dar los pasos para acabar como CEO y por eso su elección no ha sorprendido a nadie de su entorno: “no se han sorprendido mucho, pero claro que alguna broma con los amigos cae… pero, en realidad, tienen mucha curiosidad”.
Justamente para saciar la curiosidad de todos por su experiencia como CEO, Guillermo ha decidido ir subiendo algunas de sus jornadas y aprendizajes en su cuenta de TikTok. “No sé si los contenidos funcionarán, pero me parece interesante trasmitir lo que estoy viviendo y desmitificar”, explica sobre uno de los puntos en los que más insiste durante toda la entrevista: la necesidad de acabar con estereotipos. “Una de las cosas que más me gustó de estudiar en Estados Unidos es esa cultura de no ponerse límites y en el valor de desarrollar tus propias ideas, entender que las empresas pueden ayudar a darle forma al talento. A veces en España nos falta esa manera de pensar, pero estamos mejorando”, apunta.
Pero tampoco hay que pensar que Guillermo se volverá loco por alcanzar su sueño de ser CEO en el futuro. “Una de las cosas que más me han marcado de Íker es su consejo de disfrutar el proceso, de darse tiempo y entender que, si no se disfruta de cada paso, es muy improbable que la cosa culmine con éxito. Al final hay mil variables que no puedes controlar y, si por cualquier cosa no lo consigues, al menos habrás aprendido las herramientas para lograrlo en el futuro”, insiste consciente de que, precisamente, “en la generación Z nos hemos acostumbrado a que todo llegue al instante y no es así, los buenos resultados a veces necesitan estar precedidos de otros peores y, sobre todo, de tiempo”.

Así que si estabas pensando que Guillermo se sentirá tremendamente hundido si algún día no alcanza su meta de sentarse en un gran despacho, te equivocas. “Evidentemente que me gustaría dirigir una empresa, me alucinan las grandes marcas de zapatillas, por ejemplo, y claro que tengo un sueño, pero después de tan solo 15 días me doy cuenta que todo eso no servirá de nada si no soy feliz en el proceso. Si en 10 o 15 años me doy cuenta que mi trabajo no me deja disfrutar de la vida entonces sí sabré que he fracasado. No se puede mantener el ritmo si no se disfruta de lo que se hace y de cómo se hace. Eso es lo que te diría que me ha quedado claro aquí”, concluye.
En unos días su mes como CEO concluirá y Guillermo volverá a ser un joven más con grandes sueños. Sin embargo, todavía se guarda un as en la manga que podría convertir su experiencia en algo todavía más increíble: convertirse en el CEO global de Adecco. Pero, eso sí, para llegar a convertirse en el CEO de toda la multinacional tendrá que competir con lo mejorcito de los 47 países que participan. "Al final solo pueden llegar 10 personas al bootcamp global y de ahí solo saldrá un ganador. Lo que voy a hacer es seguir siendo yo mismo y tratar de demostrarles todo mi potencial. Pero creo que ya va siendo hora de que llegue la representación española a nivel mundial", valora el representante por España que se muestra optimista aunque sabe que el nivel está por las nubes.
Sea como sea, lo consiga o no, Guillermo sabe que su objetivo ya ha sido alcanzado. La iniciativa de Adecco le ha brindado una experiencia única la termina con la maleta llena de conocimientos, herramientas para su desarrollo personal y profesional y, sobre todo, grandes consejos de personas como Íker que viven en su día a día el privilegio y la responsabilidad de liderar una gran empresa. Para él ya no hay ninguna duda, hacen falta más iniciativas como esta: “Ojalá más empresas desarrollaran este tipo de oportunidades para que los jóvenes seamos escuchados. Tenemos mucho que decir porque, al final, seremos los clientes y los líderes del futuro y de nosotrxs depende hacerlo mejor o peor”.