13 Añitos De Cárcel Para Los Capos De La Trama Gürtel

Cuando parecía que, en España, solamente los pringados y la Pantoja acaban en prisión, el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valencia nos ha devuelto la fe.

Cuando parecía que, en España, solamente los pringados y la Pantoja acaban en prisión, el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valencia nos ha devuelto la fe. Francisco Correa, Pablo Crespo y ese personaje de impoluto vello facial conocido como ‘El Bigotes’, su nombre real es Álvaro Pérez, han sido condenados a penas entre 12 y 13 años de prisión por sus trapicheos con la Feria Internacional de Turismo Fitur entre los años 2005 y 2009.

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Estamos hablando de la época en la que el PP todavía estaba de subidón en sus feudos de Valencia y Madrid, por eso nadie debería extrañarse de que junto a los tres capos de la Gürtel haya caído la exconsejera de Turismo de Valencia, Milagrosa Martínez, y su mano derecha en el gabinete, Rafael Betoret, que se pasarán nueve y siete años en ‘chirona’ respectivamente.

Solo para que te hagas una idea, esta señora había recibido un reloj de la marca suiza Hublot, valorado en 2.400 euros, a cambio de amañar contratos públicos a favor de Correa y sus amiguetes. En total, 11 de los 13 enjuiciados pasarán una larga temporada en prisión, la menor de las condena es de seis años, mientras que dos de los acusados, Angélica Such y Juan Bover, han sido absueltos.

La importancia de la condena no estriba en que estos espabilados acaben entre rejas, sino que, de una jodida vez, los millones de noticias diarias sobre la trama Gürtel —el nombrecito se les ocurrió al traducir al alemán el apellido del cabecilla de la trama corrupta Correa al alemán— tienen sentido. En total, han sido siete añazos desde que el, por entonces magistrado de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, se atraviese a investigar las complejas tramas de corrupción del PP en Madrid y Valencia.

Aunque a ninguno de nosotros nos cambiará la vida esta noticia, al menos podremos dormir tranquilos pensando que quienes metieron la mano hasta el fondo en nuestros bolsillos se quedarán un ratito más ya llevaban tiempo durmiendo allí entre violadores, asesinos y demás gente chunga, es decir, el sitio que les corresponde. A pesar de que España sigue siendo un país de pandereta, esta vez la justicia nos ha demostrado que todavía hay esperanzas. Además, los procesos judiciales de la Gürtel tienen más capas que una cebolla, por lo que caerán nuevas sentencias.