En estos días en los que la mayoría de los jóvenes tiene una difícil situación socioeconómica, la búsqueda de empleo es una tarea titánica y las oportunidades se cuentan con los dedos de la mano, vamos a poner un énfasis en las habilidades sociales, ya que éstas han cobrado un alto protagonismo de distinción dentro de la elección curricular. Digámoslo claro: todos tenemos carrera, sabemos algo de inglés y hemos hecho másters, pero a la hora de la verdad son los pequeños detalles los que distinguen a unos candidatos de otros en un proceso de selección, o simplemente a la hora de decidir a quién ascender. O si se quiere, una forma de ganar contactos y la confianza de los demás.
El liderazgo es una cualidad, que, aunque más valorada en otros países como los anglosajones o Centroeuropa; cada vez más cobra fuerza a medida que vamos adoptando y dando valor a las mencionados habilidades sociales, las cuales siempre son aprendidas, no innatas como se suele decir, es un rasgo cualitativo y cultural de las personas.
Y son precisamente estos rasgos los que distinguen a un posible líder, o persona con carisma, de un mero jefe o de una persona media impuesta, que obtenga el poder por la jerarquía que ocupa y no por el apoyo de las personas que le rodean. Vamos entonces a describir aquellos valores y cualidades que tiene un verdadero líder, en confrontación con las personas que acaban siendo tóxicas o mediocres.
1. La gestión del cambio
Un verdadero líder trata de adaptarse a los cambio, trata de gobernarlos y gestionarlos; mientras que las personas que se resisten a los cambios suelen quedarse atrás, o en una posición de desventaja absoluta frente a los demás. Aprender a predecir y adaptarse convenientemente a los cambios, aunque éstos no nos gusten, es una de las cosas más importantes en la sociedad del siglo XXI.
2. Saber tomar decisiones.
La indecisión es a menudo uno de los grandes enemigos de las personas, sobre todo de aquellas con responsabilidades de mando. El bloqueo que produce el simple hecho de tener que elegir y arriesgarse en la toma de decisiones. Los verdaderos líderes toman decisiones meditadas, una vez valorados los hechos y las versiones, mientras que la mayoría de la gente se suele bloquear o incluso impone sus criterios sin pararse a pensar en las posibles consecuencias o reparos.
3. Capacidad de negociación
Una persona considerada de carisma agota todas las vías para tratar de llegar a soluciones o acuerdos en varios temas. Es importante en este caso explicar la situación, tratar de convencer y argumentar de las alternativas aportadas, pero sobre todo llegar a un acuerdo “win to win” en el que todas las partes salgan favorecidas mediante un equilibrio de las propuestas.
4. Saber escuchar
Es, quizás, la cualidad más identificativa de un verdadero líder. Tener conocimiento de todas las circunstancias y situaciones de cada uno de los agentes participantes directamente por ellos. Un responsable que sepa tener oído en todos los lugares, podrá ejercer mejor su labor al conocer de primera mano las experiencias de las personas.
5. Empatía
¿Para qué? Para no emitir juicios de valor sobre las personas con las que nos relacionamos día a día, para tomar una decisión justa y equilibrada en base a las versiones de cada parte. Y sobre todo, para poder observar bien desde todas las perspectivas, y cegarnos de sectarismo.
6. Humildad
¿Puede una persona con mucho poder económico, político, social,… ser humilde? No sólo puede, sino que debe. La humildad no es ser pobre ni analfabeto, es una cualidad asociada a la decencia e igualdad en el trato de las personas. Alguien que no pueda reconocer errores, o admitir que no puede afrontar todo, no es humilde, es sólo un pobre engañado. Nunca llegará a nada, ya que gastará su tiempo en si mismo.
7. Mandar. Gobernar
Palabras que suenan parecido pero significan muy diferente. Comúnmente pensamos que un jefe manda, o un líder es un mero jefe, pero nada más alejado de la realidad. El liderazgo fomenta la participación de otras personas, directa o indirectamente, en la consecución de los objetivos, contando con un equipo de trabajo motivado, leales y empáticos, mientras que los jefes demasiado mandones tienden a tener grupos de gente subordinada y poco proclives a la participación.
8. Saber controlarse
Es importante estar a la altura que exijan las circunstancias, ya que es precisamente el líder quien responde ante los objetivos generales, de si sale bien o no, y es por ello preciso no perder jamás los modales, el juicio o crear malos rollos entre los grupos, echar la culpa unos a otros, no asumir responsabilidad, buscar excusas periódicamente.
9. Uno es líder siempre, no a tiempo parcial
Asociado al anterior término de humildad, un líder es la misma persona dentro y fuera del trabajo, del grupo de amigos, en las fiestas y en la oficina. Hay que tener un equilibrio sobre la escena donde nos encontremos, pero el liderazgo es un papel continuo y único. Un jefe lo es sólo en el trabajo, fuera no, un líder es atractivo siempre. Es imprescindible ser natural.
10. Saber reconocerse
Mirarse al espejo nos puede enseñar cómo somos físicamente. Preguntar a nuestra conciencia nos enseña cómo es nuestra personalidad. Un líder siempre sabe reconocerse, no espera a que le den un “título oficial de liderazgo”.
¿Y tú, qué eres?