Podemos comparar la ansiedad con un monstruo que se alimenta de adrenalina. Cuando algo a tu alrededor (o incluso en tu cabeza) te transmite sensación de peligro, realizas una descarga automática de adrenalina que despierta al monstruo. Entonces puedes sentir que se acelera tu pulso, sudas más, se tensan tus músculos, tiemblas o incluso puede causarte mareos, desmayos, indigestión o diarrea. La ansiedad está relacionada con la preocupación constante, el cansancio, la irritabilidad y los problemas para concentrarte o dormir. Puede tener causas genéticas o circunstanciales, como por ejemplo traumas, el consumo de drogas o simplemente cambios vitales. El trastorno más frecuente es la ansiedad generalizada, pero hay otros tipos como los ataques de pánico, fobias, trastorno obsesivo-compulsivo y estrés post-traumático. Pero, ¿puedes hacer algo al respecto? Para evitar la ansiedad conviene apartarse del alcohol, el azúcar refinado y los estimulantes como la cafeína, hacer ejercicio al aire libre y poner en práctica algunas técnicas de relajación. Por otro lado, es útil identificar si hay algo concreto en tu vida que puedas cambiar y que te esté causando este problema, pero lo más importante es cómo gestionas por dentro lo que te está pasando. Suscríbete a nuestro canal aquí: https://www.youtube.com/channel/UCSqYjOWkCPVtZY8XubFZdDA?sub_confirmation=1
