Fue a la selva a tomar ayahuasca y acabó violada por su chamán

Querer asumir como propias experiencias místicas de otras culturas tiene sus peligros y, en caso de que quieras hacerlo, tienes que asesorarte tanto por tu seguridad como por respetar a los indígenas

Vacíos por dentro, muchas veces los jóvenes occidentales tratamos de rellenar nuestra falta de espiritualidad con mística de otras culturas para la que no estamos preparados. Es el caso del yoga, que en lugar de hacernos destruir nuestro ego, lo está reforzando. O de la ayahuasca, un viaje que, para "hacerlo bien", tienes que tomártelo en serio y viajar a la selva, buscar un buen chamán y enfrentar la experiencia con respeto por la cultura local. El turismo de alucinógenos de culturas indígenas es más que una moda y como tal, mucha gente se lo toma a la ligera.

Pero también tiene sus peligros. Rebekah, una veinteañera de Nueva Zelanda, se lanzó a la aventura mientras viajaba de mochilera por Perú. "Me pareció que sonaba interesante y pensé en probarla"según le ha contado a la BBC. Al principio todo iba bien, encontró un retiro y su experiencia "fue increíble", asegura: "Dicen que la ayahuasca es como hacer 20 años de psicoterapia. Y creo totalmente en eso". Básicamente, como dicen muchos de los que han probado la ayahuasca, le cambió la vida, la forma de percibir, de amar y de ser amada. 

La ayahuasca tiene efectos para paliar traumas o adicciones, según varios estudios. Incluso para superar enfermedades como la anorexia, pero como todo, hay que tomarla de manera controlada por algún experto: el chamán. Él se encarga de guiar tu viaje, con música y con oraciones. En su primera toma, Rebekah notó que el chamán, un tal Guillermo Arévalo, la trataba de manera diferente a los demás todos hombres, pero no fue hasta su segunda visita a la comunidad, cuando el viaje se convirtió en una pesadilla. 

Como le había gustado la experiencia, Rebekah repitió al año siguiente. Ella tenía 20, él, 50. Y empezó a insinuarse. "Me prometió mucho progreso y poder espiritual si teníamos una relación mientras su esposa no estaba", cuenta a la cadena británica, pero confiaba en él por ser el chamán. Hasta que la violó. Al parecer, no había sido la primera: otra mujer canadiense también tuvo una experiencia similar con el mismo hombre.

Ella se fue del país, pero él, según su versión, sigue celebrando ceremonias de toma de ayahuasca y obtiene grandes puntuaciones en páginas tipo Trip Advisor, aunque entre los grupos de personas relacionadas con la ayahuasca, ya han circulado advertencias de que este hombre no es de fiar. "No acepto las acusaciones porque no son ciertas", replicó Arévalo al reportero de la BBC que se fue hasta su pueblo para entrevistarlo. Según su versión, las denuncias de estas mujeres son "las imaginaciones de personas que no están bien"

Nos gustaría pensar que mujeres como Rebekah y otras muchas interesadas en la experiencia psicodélica puedan viajar solas y tomar sustancias como la ayahuasca sin miedo a que les pase nada, pero por ahora, esto no es posible. Cuando viajas, en especial cuando haces un viaje psicodélico, te pones en una situación de vulnerabilidad y lo mejor que puedes hacer es protegerte. Estar segura de dónde vas y con quién. Para poder tener una experiencia tranquila, la primera que tiene que estar tranquila eres tú.