El profesor que podría perder su trabajo por poner siempre 10 en los exámenes

Yvan Pozuelo es un profesor de francés asturiano que no creía en el sistema de calificaciones de la educación pública

Imagínate que hubieras tenido un profe que siempre te pusiera 10 en la asignatura que más odias. Sí, un 10. No es que te aprobara o te echara un cable, es que te pusiera un 10. Pues algo así es lo que llevaba años haciendo el profesor de la asignatura de francés, Yvan Pozuelo. Los motivos para calificar a todos sus alumnos con la nota máxima eran tan radicales como la teoría que los sustentaba, tanto que le dio para escribir un libro: “¿Negreros o docentes? La rebelión del 10”. 

En una entrevista con el diario El Comercio en 2019, el docente en el instituto de Gijón, IES Laboral, llegó a afirmar que la nota “es el principal parásito del proceso de enseñanza-aprendizaje”, que es “una arbitraria varita mágica” y que “no suma solo resta, discrimina y segrega”. Básicamente, Pozuelo no cree que un examen pueda valorar el esfuerzo de un alumno y prefiere evaluar teniendo en cuenta muchas otras variables para no convertirnos en máquinas de memorizar sin retener nada. Es decir, adquirir competencias clave y no un resultado numérico. 

Como era de esperar, sus declaraciones no han sentado nada bien en la Consejería de Educación de Asturias que le ha iniciado un expediente disciplinario por poner 10 a todos sus alumnos y otros cuatro cargos más “muy graves” que podrían acaba con su carrera con una inhabilitación de hasta 30 años. De nada ha servido el manifiesto de hasta 75 compañeros y la campaña de firmas para que se paralice el expediente. Su puesto está en peligro y, además, le han pedido que se retracte de sus teorías sobre los sistemas de calificación de la enseñanza.

Algo que suena más a juicio de la Inquisición que a la Educación pública del s.XXI, como explicaba el mismo manifiesto que pide parar el proceso: “Esta injusticia no es admisible en un Estado democrático. La falta de respeto y la arbitrariedad desde las instancias de la Consejería de Educación no pueden permitirse en una sociedad de derecho”.

El caso es que el profesor más enrollado de España, y cuyas teorías no son para nada gratuitas, está a un paso de que se le impida hacer lo que más le ha gustado hacer: enseñar y transmitir sus conocimientos independientemente de las calificaciones. Puede que para algunos suene a utopia pero en sus 14 años este señor no había tenido un solo problema hasta que se le ocurrió publicar un libro y conceder una entrevista explicando su particular visión de lo que debería ser la enseñanza. En breves sabremos cómo acaba su historia, pero tenga razón o no, un profesor así es diferente y los profesores diferentes son los que de verdad nos dejan lecciones