¿Qué pasaría si crearan un doble tuyo con tus búsquedas en Google?

Nuestra huella digital es lo suficientemente amplia para que una IA trace una personalidad extremadamente fiel a la real, ¿o no?

Todos nuestros movimientos en la red quedan registrados de una manera u otra. Es lo que conocemos como huella digital y, según un experimento reciente elaborado por la agencia de publicidad SLAP Global, podría desmentir mucho de la imagen que intentamos proyectar al mundo. En concreto, los autores del estudio han utilizado un algoritmo de inteligencia artificial para recabar todos los datos digitales de múltiples personas, crear a partir de dichos datos un avatar y confrontar las respuestas a determinadas preguntas de ese avatar con las respuestas de las personas reales. ¿La conclusión? Mentimos demasiado.

Varios ejemplos lo escenifican perfectamente. Como recogen en Business Insider, "uno de los participantes, preguntado por la relación con su pareja, habló maravillas de ella", pero "el avatar, por su parte, afirmó que no había ni un solo mensaje de amor en todas las conversaciones intercambiadas". Otro participante dijo estar muy comprometido con las causas sociales, "pero el avatar lo contradijo señalando que no había hecho nada para apoyar ninguna y ni siquiera tenía búsquedas relacionadas con el tema". Esas contradicciones entre las respuestas de los participantes y sus avatares digitales fueron permanentes.

¿Pero cómo es eso posible? Ramos-Cejudo, doctor en Psicología y uno de los principales autores del estudio, considera que la raíz del problema se encuentra en el miedo a la evaluación externa. Después de todo, en el mundo real, y aunque algunxs más que otrxs, estamos constantemente midiéndonos para no desencajar y ser socialmente rechazados. Es cierto que ocurre lo mismo con nuestro contenido público en redes sociales, pero tanto los mensajes privados como las búsquedas en Google son bastante sinceras, dado que "nos hablan de sus inquietudes" verdaderas. Somos nosotros cuando nadie nos mira.

Esta necesidad de ser socialmente aceptables para poder seguir perteneciendo a los distintos grupos recibe el nombre de deseabilidad social. Está presente en todos los seres humanos, dado que somos una especie tremendamente social, pero lo hace con menor o mayor intensidad en función de cada individuo. Y ahí está uno de los trucos del experimento de SLAP Global: los autores del mismo seleccionaron a los participantes con una mayor deseabilidad social, rasgo que midieron a través de un test especializado. En otras palabras: aquellos con una mayor necesidad de encajar socialmente.

Esta es una de las razones por las que los resultados fueron tan abrumadores a la hora de confirmar que nos comportamos de una manera muy diferente en escenarios públicos y en escenarios privados. No obstante, y pese al sesgo, los autores de la investigación consideran que los resultados pueden extrapolarse al resto del mundo. Simplemente trabajaron con resultados más extremos para ejemplificar el fenómeno de modo más inequívoco. En este sentido, cada uno de nosotros tiene que hacer una reflexión interior y preguntarse qué pasaría si toda nuestra huella digital se convierte en un avatar con voz propia. ¿Sería muy distinto de nuestro yo real?