'He matado gente': los traumas del policía que abatió a 4 yihadistas de Las Ramblas

"He matado gente, he matado gente" repetía a sus compañeros después de los antentados. Ahora, el Mosso que acabó con la vida de cuatro terroristas ha desaparecido y prácticamente nadie sabe dónde está.

Hace dos años de los atentados de las Ramblas y Cambrils. Se ha hablado muchísimo sobre lo que sucedió el 17 de agosto de 2017. Y se sigue hablando de ello: sobre el rol del CNI, sobre el imán de Ripoll, sobre las injerencias políticas, su influencia en el 1 de octubre y hastalos atentados de las Ramblas y Cambrils que vino justo después. Pero hay una persona que fue vital para la operación, el llamado “héroe de Cambrils”, un mosso d’Esquadra que abatió a cuatro yihadistas después de los atentados, del que no se stabe nada.

Aunque sus compañeros de la comisaría de Campclar Tarragona y hasta el entonces presidente de la Generalitat, entonces Carles Puigdemont, lo felicitaron, su identidad no se hizo pública y decidió no solo convertirse en un anónimo, sino directamente desaparecer. Literal: “hace mucho que no tienen noticias de él. […] Ya no trabaja en Tarragona, […] y en los registros de los Mossos su rastro se ha borrado”, informa Crónica, de El Mundo.

Lo poco que se sabe ahora de él está en los testimonios policiales a los que ha tenido acceso Crónica. Su acción heroica empezó ocho horas después del atropello en las Ramblas: “un Audi A3 con cinco terroristas dentro sembrará el pánico en la localidad turística de Cambrils. Allí, tras beberse una botella de vodka y comprar en un bazar chino cuatro cuchillos, un hacha y artículos para simular chalecos bomba, los islamistas matarán a una mujer y dejarán cuatro heridos graves. El trágico balance podría haber sido mucho peor. Pero ahí estaba P. su inicial, para salvaguardar su identidad”.

El atentado, que se cobró la vida de una mujer y dejó varios heridos graves, empezó con el Audi cargando a toda velocidad contra los viandantes. Intentaron atropellar a P. y su compañera, asignada especialmente por la alerta terrorista. Escaparon de la trayectoria del coche, pero su compañera acabó herida. P. cogió el subfusil con el que las fuerzas policiales habían equipado a las patrullas y se preparó para dispararles. El Audi se volcó y salieron “varias personas que llevaban algo parecido a chalecos bomba envueltos en cinta americana” gritando Allahu Akbar. Se acercaron por turnos a P., con hachas y con intención de atacarle. Así que decidió actuar y disparar.

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Tras abatirlos, se convirtió en un héroe para muchos. Aunque “muy a su pesar”, asegura uno de sus compañeros. P. no era ni antidisturbios ni un Mosso de la Unidad Antiterrorista, era un agente de seguridad ciudadana, los Mossos que se encargan de las tareas más locales proteger comercios, fiestas, dar charlas en colegios…, aunque había servido militarmente. Según asegura el informe, no podía ni hablar cuando llegaron los refuerzos, algo que catalogaron como “normal” las fuentes policiales: “matar a cuatro personas, pese a que seas un profesional, no es una cuestión fácil de digerir”, se compadeció el entonces mayor de los Mossos, Josep Lluís Trapero.

Después de los atentados no levantó cabeza. "He matado gente, he matado gente", repetía a sus compañeros. Al principio seguía asistiendo a comisaría, con ayuda psicológica, pero se le hizo muy duro. “Le dejó muy tocado”, recuerda un compañero. Acabó retirándose del mundo policial, en parte por seguridad —para evitar que otros yihadistas se vengasen de él y su familia— pero también para curar sus heridas psicológicas. Nadie ha vuelto a verlo, ni tan siquiera acudió a un evento en el que iban a entregarle un galardón por sus méritos. Sus compañeros sospechan que está de baja y que dejará la policía. Pero todo son suposiciones, porque prácticamente nadie sabe dónde está.