Cómo evitar que el estrés te convierta en el típico amigo amargado

Para salir de esta espiral únicamente debes ver las cosas con perspectiva y acogerte a dos máximas básicas para evitar el estrés: dormir y hacer deporte.

Llegas a casa, has tenido un día de mierda en el trabajo y estás deseando poder desahogarte con tu compañero de piso, tu pareja, tu familia... Pero, cuando has acabado de hacer la rajada pertinente sobre lo idiota que ha sido tu jefe, o lo mal que ha salido un proyecto super importante, te das cuenta de que no es suficiente, necesitas más. No puedes parar de darle vueltas al asunto y al final el discurso transcurre sólo en tu cabeza. Te abstraes en tus cosas y para los demás te conviertes en un zombie malhumorado que, de vez en cuando, pega un berrido para descargar tensiones.

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Todos hemos pasado por un día de estos o incluso una semana o meses. Esta situación no es más que el reflejo del estrés acumulado en tu cuerpo y en tu mente, y puedes estar convencido de que al final pasa factura. Entre otras cosas, está demostrado que el estrés hace que suframos pérdidas de memoria, razonemos más lentamente, tendamos a tener siempre pensamientos negativos y estemos desmotivados o desarrollemos cansancio crónico acompañado de dolor de cabeza. Todo ello consigue que, no solo no mejoremos los problemas de trabajo, sino que empeoremos. ¿Cómo va a mejorar la semana si vamos acumulando todo este bagaje depresivo? 

Por no mencionar los problemas en tu salud física; reducción del deseo sexual, sobrepeso, acné o úlceras son solo algunos de los caramelitos con los que nos premia el estrés. Pero lo peor de todo es la factura que todo el estréssobrepeso. Hay estudios que confirman que la gente que se siente maltratada en el trabajo es más propensa a maltratar a los suyos en casa. Si te han insultado, criticado o menospreciado, al final del día tienes más probabilidades de acabar haciendo lo mismo con aquellos a los que quieres. Para salir de esta espiral únicamente debes ver las cosas con perspectiva y acogerte a dos máximas básicas para combatir el estrés: dormir y hacer deporte.


Dormir es el sistema natural más efectivo para regenerarte

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Cada cuerpo es distinto pero en esencia la mayoría necesita dormir mínimo 8 horas para rendir bien al día siguiente. Sé que algunos diréis: “yo con 5 horas voy más que sobrado”, pero si dices eso y durante el resto del día estás de mal humor, irritado o en el trabajo te sientes con 0 ganas de trabajar, puede que tu teoría no funcione tan bien como pensabas. Dormir bien no es algo que debamos tomarnos a la ligera, de hecho los investigadores han vinculado el sueño adecuado con casi todo: desde el aumento de la creatividad a tener una vida más larga. También tiene efectos positivos en nuestro rendimiento laboral,  nos aporta más capacidad de atención y mayor positividad.

Además, echarte una buena siesta puede ahorrarte unos cuantos dolores de cabeza y es una receta natural para combatir los síntomas más destacados del estrés: como la negatividad, el mal humor, el cansancio o la abstracción mental. Así que ya sabes, desconecta de los prime time intempestivos que se han puesto de moda en televisión, y aficiónate a grabar o descargar tus programas favoritos en las aplicaciones de cada cadena.


El ejercicio, la segunda mejor cura para el estrés

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Lo sé, si no eres un aficionado al deporte solo de pensarlo te entra la pereza, pero si algo es cierto es que una vez empiezas y coges el ritmo es difícil dejarlo. El motivo es sencillo: hacer deporte nos pone de buen humor, nos ‘dopa’ a base de endorfinas y al cuerpo le sienta fenomenal. Además, tenemos picos de energía, incrementa nuestra felicidad y mejora nuestra memoria, pero no lo digo yo, lo dicen los científicos.

El ejercicio no solo te ayuda desarrollar fuerza muscular en los brazos o piernas, también te ayuda a desarrollar tu fuerza mental. Poniéndonos metafóricos, es como si cada vez que haces deporte lleves oxigeno nuevo a tu cerebro; un oxígeno limpio, descontaminado de los malos rollos que tenías antes. Limpio de irritabilidad, libre de negatividad y, en definitiva, un oxígeno que le libera del estrés acumulado.  

Solo necesitas combinar el sueño con una buena rutina de ejercicio. Basta con que hagas pequeños esfuerzos al principio: irte a dormir antes, ir caminando o en bici al trabajo, salir a pasear los fines de semana a la montaña, salir a correr por las tardes, crear un grupo con los amigos para quedar y jugar a baloncesto, pádel, natación, etc. No tienes porqué encerrarte en un gimnasio caro si no te va ese rollo, busca un lugar tranquilo cerca de casa donde puedas hacer alguna actividad.

En poco tiempo, lo que al principio te suponía un esfuerzo, empezarás a hacerlo por placer, porque notarás cómo esas nuevas rutinas te ayudan a desprenderte de tu ya viejo amigo ‘estrés’ y sentirás cómo las cosas que antes te sacaban de quicio empiezan a tener menos importancia. Serás capaz de centrarte en lo que de verdad importa, consiguiendo una nueva perspectiva que te ayude a ser más productivo y, sobre todo, más feliz.