No hace falta que te guste la música o que tu sueño de la infancia fuese convertirte en una cantante famosa para que desees, o debas desear, convertirte en Beyoncé. Basta con que desear convertirte en alguien con éxito que consigue sus metas y hace lo que le gusta y, lo más importante, como le gusta hacerlo. Es lo que los modernos lo llaman ser un workaholic o lo que antes conocíamos como 'adicto al trabajo', pero con un nuevo perfume más bohemio y romántico. A esta clase de workaholics les importa tanto lo que hacen, que lo convierten no solo en su trabajo, también en su pasión, su vida y su gran amor. Esa combinación parece haber sido la clave para comerse el mundo allá donde van. ¿Quieres un poco de su éxito? Pues toma nota.
Fijémonos en Beyoncé. Sí, tiene una voz preciosa y muchísimo talento, pero también lo tenían algunos ‘triunfitos’ y muchos de los participantes de X Factor alrededor del mundo. Así que la pregunta sería, ¿qué más tienen Beyoncé y otros cantantes para llegar a la cima de la industria? Lo que les caracteriza es el amor por su profesión, la perseverancia y algo de obsesión. Para ellos no valen las medias tintas, la perfección es la única meta a la que pueden aspirar, por principios, así que no dejan de trabajar en algo hasta que lo obtienen.
Hace unos años la MTV emitió un documental sobre la diva Beyoncé, “Beyoncé: Year of 4″ se llamaba. En él podíamos ver a la cantante admitiendo que era workaholic aunque, en realidad, no hacía falta ni que lo verbalizara para apreciarlo. El documental te permitía ver la vida de una ajetreada y cansada Beyoncé, corriendo de estudios de danza a estudios de fotografía para una sesión, luego unas cuantas reuniones con ejecutivos, estudios de grabación. Sorprendía que tuviera tiempo para parar a comer algo o ir al baño.
Algunos podríais pensar que esa vida es bastante triste, pero no amigos, eso no es lo que un buen workaholic diría. En vez de eso, Beyoncé declaró: "Soy workaholic, no creo en el ‘no’. No creo que necesite dormir, y si yo no duermo nadie lo hace. Si quiero ser una mujer de negocios, lo soy. La independencia no es fácil de conseguir”.
Ya lo habéis oído, sacrificio y una pizca de locura por lo que más ames en este mundo. Eso es lo que puede acercarte al cielo prometido. Beyoncé no se lo ha pensado dos veces durante su carrera, ha cometido ‘locuras’ varias que lo demuestran. Como por ejemplo, contratar al mejor coreógrafo de la industria únicamente para recrear un baile que había visto en una danza de nativos en Mozambique.
Dicho coreógrafo no podía desplazarse hasta donde estaba Beyoncé y su equipo, así que, en vez de conformarse con el segundo mejor coreógrafo algo que no cabe en la mentalidad de un workaholic, la cantante se llevó a todo su equipo de bailarines hasta Los Ángeles al encuentro del codiciado coreógrafo, para ella, el único capaz de darle lo que necesitaba. “Mi objetivo no es hacer algo más grande, es hacerlo de calidad, y quiero estar siempre segura de que va a ser algo de lo que esté orgullosa el resto de mi vida”, sentenciaba nuestra cabezota diva.
Sé que algunos, llegados a este punto, os estaréis preguntando cuán sano es convertirse en un workaholic o, lo que es lo mismo, en una Beyoncé de la vida. Aunque está claro que los médicos nos recomendarán la opción de dar un respiro a nuestro cuerpo y mente y tomarnos la vida con más tranquilidad, ese estrés por lograr la perfección tiene cierto atractivo. Además, seamos francos, cuando algo te apasiona no quieres gastar minutos en otra cosa.
Por tanto, es importante diferenciar entre un workaholic con pasión y verdadero cariño por lo que hace, del que lo es únicamente por motivos económicos. Ser adicto al trabajo porque creemos que hay que hacer más horas, avanzar más trabajo y tener contento al jefe para cobrar más, no es sano, no es productivo y no da resultados de éxito. Lo que realmente te dirige hacia el éxito es ponerte una meta que te importe, por la que no te duela perder tiempo o dinero.
Al final es cuestión de prioridades; ¿qué te importa más en esta vida? Si quieres éxito en el terreno amoroso, vé a por él; lucha, suda, ten citas sin parar, sé extrovertido, etc. Y, si quieres triunfar en el trabajo, más de lo mismo. No importa cuál sea tu meta, enamórate de ella y persíguela cual Beyoncé en busca del mejor coreógrafo del mundo.