La desagradable agresión machista a una chica en Murcia por llevar pantalones cortos

“¡Puta, cerda, hija de puta, asquerosa…!”, fueron algunos de los insultos que recibió la joven por parte de su agresor

Era 24 de julio, a las 10 de la mañana en Murcia, a 34 grados. Mika, de 24 años, se puso unos pantalones cortos para aguantar el calor y salió de su casa para hacerse un reconocimiento médico. Ya de vuelta, cruzando una gasolinera, empezó a escuchar “¡puta, cerda, hija de puta, asquerosa…!”. Sorprendida, se giró, y se dio cuenta que se los está soltando un hombre en una bicicleta. Se le acercó con rabia, tiró la bici con fuerza al suelo, y le escupió en la cara. Al borde de un ataque de nervios le increpó sobre su motivo para dedicarle semejantes insultos. ¿Su justificación? “Se te ve casi el culo, tengo todo el derecho a insultarte”.

Intentó apartarse de su agresor, pero él insistía, insultándola y amenazándola. “Ya no me acuerdo bien ni lo que dije porque estaba muy nerviosa y me puse a llorar, mientras intentaba avanzar.” Buscó la ayuda de dos chicos que paseaban por la misma calle, pero no intercedieron a su favor. “Los chicos, que lo habían visto todo, me ignoraron. Hablaban entre ellos tan tranquilos”, explica Mika al diario Público. Ella intentó enfrentarse al agresor. Le dijo que la dejase o llamaría a la policía. Él le escupió por segunda vez y, burlándose de ella, le respondió que “cuando la policía llegue, yo ya estaré en mi casa”. Volvió a coger la bicicleta y se alejó, sin dejar de insultarla.

Acto seguido, interpuso una denuncia contra el agresor. Como el ataque había sucedido en una gasolinera, donde hay cámaras, fue al día siguiente a decir que la policía se pasaría a buscar las grabaciones, y le comentaron que las imágenes se borran automáticamente en 48 h. Como la policía no iba a buscarlas, les llamó. “Me atiende una señora y me dice que el policía que lleva el caso está de vacaciones. A mí, como excusa, no me vale porque otro compañero podría hacerse cargo. Le recuerdo que está agotado el plazo para las grabaciones y me dice que, de todas formas, en un caso de injurias y vejaciones como el mío, no pasa nada. Que conforme llega al juzgado, se archiva. Y me indica, además, que si me hubiese agredido o pegado, o me vuelve a pasar, entonces sí podrían hacer algo”, explica Mika.

Dos horas más tarde le volvieron a llamar diciendo que no pusiera presión y que se tranquilizase, que había muchos casos como el suyo. Mika se quejó que ella ni podía estar tranquila después de una agresión y que tampoco metía presión, “solo informé de que en pocas horas la única prueba que tenía se iba a eliminar.” Cuando la policía se pasó por la gasolinera, ya se habían perdido las grabaciones. No podrían identificar al individuo y Mika había perdido las únicas imágenes que tenía de su agresor para documentar la denuncia.

Mika decidió compartir su historia con un hilo de Twitter para recordar que esta violencia patriarcal sigue ocurriendo en dosis diarias. Respondiendo a “cuñados” tuiteros que ponían en duda el componente machista de su agresión, Mika añadió que “sí que lo fue porque los dos hombres que iban detrás llevaban pantalón cortos. Los dos. ¿Por qué no se insultó a ellos y a mí sí? Por ser mujer e ir sola. A ellos no les dijeron puto, ni zorro, ni guarro, ni marrano. Se me dijo a mí. Se me ha atacado por ser mujer”. Por desgracia, casos como el de Mika confirman que todavía queda mucho por hacer y que nuestra sigue muy lejos de garantizar nuestra igualdad y nuestros derechos.