La Cruel Etiqueta De ‘Mujer Sobrante’ Con La Que Todavía Viven Las Chinas En 2016

En China se celebran regularmente ‘mercados de solteros’, en los que padres publican, como si se tratase de mercancía, el currículum de sus hijas para que otros matrimonios

Con foto, descripción física, detalles económicos, listado de su patrimonio. En China se celebran regularmente ‘mercados de solteros’, en los que padres publican, como si se tratase de mercancía, el currículum de sus hijas para que otros matrimonios, padres de hombres chinos, puedan elegir la mejor nuera y madre de sus nietos.

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El escaparate de mujeres solteras resulta un siniestro encuentro entre familias que buscan arreglar la vida de sus hijos sobre el papel, sin importar sentimientos, afectos o compatibilidades. Pero muchas, organizadas en grupos feministas o de forma individual, han comenzado a decir basta. Desde hace unos días circula por Internet un impactante vídeo, “Marriage Market Takeover”, que denuncia precisamente esa presión a la que se ven sometidas las mujeres jóvenes para encontrar marido.

Porque una china mayor de 25 años que no se ha casado es una deshonra para su familia, una ‘sheng-un’, una ‘mujer sobrante’. “La sociedad piensa que una mujer soltera no está completa”, asegura una de las participantes de este emotivo vídeo, que también entrevista a los padres de estas mujeres. “Sólo moriré en paz si te casas”, llegan a decir.

Resulta casi imposible hacer una fotografía ajustada. La situación de las mujeres en China es muy difícil de describir en unas pocas líneas. Primero, porque la población es enorme. Hablamos de un país con más de 1.374 millones de personas. Segundo, porque las diferencias entre las que nacen en las ciudades y las que lo hacen en el campo son muy importantes. Y, tercero, porque la sociedad es bastante hermética y reacia a los cambios. Lo que sí se puede afirmar de manera general es que las mujeres chinas padecen la tiranía de tradiciones centenarias profundamente arraigadas en el inconsciente colectivo que las alejan de los ideales de igualdad y progreso intelectual, económico y emocional. Aunque también es cierto que, en los últimos años, la situación de las chinas comienza a revertir todas estas crueles desventajas.

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Hoy se sigue esperando que el hombre sea un líder exitoso, valiente y arrogado, tenaz y estricto, vigilante de los valores de grandeza. Y ellas, aunque más integradas en la sociedad, continúan naciendo con la misión de procurar el descanso de sus guerreros. Aunque estudien, trabajen y sean ‘autónomas’, su fin último es el de procurar que todo funcione sin cambiar demasiado. Incluso hoy, en 2016. En un mundo tecnificado, moderno y avanzado.

Muchas chinas asumen como normal la presión que ejerce sobre ellas una sociedad que, en muchas ocasiones, las sigue viendo como comparsa del varón. El dicho popular “es mejor criar cisnes que tener hijas” sigue vigente todavía, sobre todo en las zonas rurales. Las mujeres en China crecen en un ambiente que las programa para encontrar un buen marido, para mayor gloria de su familia, y convertirse en un ser al servicio de su nación con los papeles de madre, esposa y “generadora” de nuevos activos para el gran gigante asiático.

Queda mucho por hacer, pero el movimiento ha comenzado. Y lo ha hecho con fuerza. Las tradiciones no se cambian de un día para otro, pero lo importante es dar el primer paso. Y ser respaldadas. Tal vez, en 20 ó 30 años, cuando la nueva generación de chinas hijas de estas pioneras comience a tomar el control de la sociedad, el término ‘sheng-un’ se estudie únicamente en los libros de texto como algo que no debe repetirse.