La ceremonia de las mil vírgenes de Suazilandia, un mercado sexual de adolescentes

El nombre de la impactante celebración que presencié es el 'Umhlanga' y se trata de todo un acontecimiento nacional en Suazilandia.

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Lo peor de todo no es el machismo y la objetivización que implica la ceremonia, sino saber que muchas de esas niñas acabarán infectadas de VIH. En el Reino de Suazilandia, un pequeño país de 17 000 kilómetros cuadrados un poco más de la mitad de la superficie de Bélgica y casi 1,3 millones de habitantes, el 30% de la población se encuentra infectada por el virus del sida, lo que ha provocado la pérdida de generaciones enteras. El origen del problema, una vez más, es la desinformación. Los suazis creen que haciendo el amor con una mujer virgen se purificarán y podrán curarse del sida. Es duro, pero cierto. Muchas de esas jóvenes que asisten cada año a la ceremonia acaban siendo la esperanza para las personas enfermas en su familia. Es un bucle que nunca acaba.

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Entiendo que en Suazilandia la vida no vale lo mismo que en el primer mundo, que los derechos son algo abstracto que muy pocos comprenden y la dignidad pasa por Mswati III. Que, en realidad, todo pasa por el rey y lo que él diga va a misa. Quizás por eso me fui con mal sabor de boca, con una sensación horrible y con muy pocas ganas de volver, o ninguna. Este denigrante espectáculo para la mujer sigue existiendo en el siglo XXI al sur de África, entre Mozambique y Sudáfrica. A 8.000 kilómetros de España. Pero no quiero olvidar. Y por eso quiero dejarlo por escrito. 

Fuente de las fotografías: Diana Rodríguez Pretel