Los ‘baños secos’ son la última alternativa del ecologismo para ahorrar agua

El movimiento por los inodoros secos ha empezado a asentarse y ha conquistado lugares tan masificados como el festival de Glastonbury, en Reino Unido

Si buscas en Google en español "baño seco ecológico", te saldrán un par de soluciones de páginas de bricolaje y decoración, ofertas de Leroy Merlin y algún que otro motivado que se ha construido una casa con cero impacto ambiental en la cima de una montaña. Pero el problema del agua es real. Hay ciudades donde gran parte de la población no tiene acceso al agua. En Lagos, la capital de Nigeria, por ejemplo, solo un 8% de la población tiene conexión de agua potable en su casa, según la ONU. En Mumbai, la cifra apenas llega al 50% y en Jakarta al 40%. Son datos desoladores que demuestran hasta qué punto la población de esas megápolis se enfrenta a condiciones de insalubridad. 

Ante esta realidad, que irá a peor a medida que las ciudades crezcan y el calentamiento global siga apretando, hay una certeza clara: hay que ahorrar agua. Y tirar de la cadena gasta entre 3 y 20 litros. Una de las soluciones es, lo parezca o no, el inodoro seco ecológico. Sí, parece una idea hippie que solo se puede utilizar en el campo, pero las técnicas más innovadoras ya permiten que lo puedas tener prácticamente en cualquier lado... incluso, en uno de los casos más sonados, en el festival de Glastonbury los usa desde 2014 y el año pasado, durante los tres días 1.000 baños ecológicos recogieron excrementos que luego fueron trasladados a una granja para convertirlos en compost. 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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"La palabra basura no existe en la naturaleza", explica a The Guardian Fin Jord Jordão, un biólogo y experto en baños de compost del explica a The Guardian en Gales, uno de los pioneros en Europa de este tipo de iniciativas. “Basura no es una palabra que encaje en el siglo XXI ni en la sociedad ecológica que estamos intentando construir”.

¿Cómo funcionan?

Hay dos tipos de mecanismos, según el portal Ecocasas.comlos que funcionan mediante la descomposición y los que deshidratan los excrementos. En los primeros, el deshecho humano se trata con lombrices, además de todos los deshechos orgánicos de la casa y otros componentes para convertirla en humus abono para la tierra. Para conseguirlo, es necesario tener las condiciones y el lugar adecuados y controlar muy bien factores como la temperatura.

Los segundos tienen una cámara de tratamiento, donde con calor, ventilación y mezcla con material secante como arena. Algo similar al sistema que se usa para los gatos en las casas. Lo importante es reducir la humedad tan rápido como sea posible para evitar focos de infecciones, olores o moscas. La taza, que está diseñada específicamente, desvía la orina hacia una cavidad diferente, donde la trata por su lado.

Todo parece que la tecnología ya tiene el camino labrado para reducir el consumo de agua en los baños, pero primero es necesario asegurar que se dan las condiciones de salubridad. Puede ser que en las próximas décadas cambien muchas cosas en nuestras vidas cotidianas y tenemos que estar preparadxs para asumirlo.