A principios de año había 56,7 millones de refugiados en el mundo, la cifra más alta después de la Segunda Guerra Mundial. Si todas estas personas vivieran en un mismo país, este sería el 26avo país más grande del mundo, según Intermón Oxfam. Detrás de esta alarmante cifra, hay millones de personas que tienen que abandonar su hogar y refugiarse en otros países para poder sobrevivir, viviendo de forma provisional con un futuro siempre incierto. Por el único injusto motivo de haber nacido dónde han nacido, en su país, son "la nación de los invisibles".
Han tenido que abandonar su hogares, dejar sus pertenencias atrás e irse con lo puesto a un lugar más seguro para poder sobrevivir. La guerra, el terrorismo, la persecución por raza, religión, política o minoría social, la hambruna, la sequía, los desastres naturales son algunos de los motivos por los cuales han tenido que huir de sus países y convertirse en refugiados. Después de la II Guerra Mundial, en 1950, se creó el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados ACNUR para proporcionar un techo a 1,2 millones de europeos sin hogar. Su función tenía que durar tres años. Ahora, 65 años después, refugian al mayor número de ciudadanos desplazados de la historia, sobretodo de Asia y África.

Campo de refugiados de Dadaab, Kenia / AFP
El año pasado, la ONU alarmó que la crisis humanitaria de Siria es la mayor de nuestra era, donde casi la mitad de sirios han tenido que abandonar sus hogares después de cuatro años de guerra civil en el país, que ha arrasado ciudades enteras dejando sin casa a más de 10 millones de habitantes. Además de los 3 millones de refugiados registrados, se calcula que cientos de miles de personas más han salido de Siria huyendo del conflicto, además de 6,5 millones de sirios desplazados de sus casas que siguen en el país.
Pero por sorpresa, el número de refugiados comienza a descender. Pero el motivo no es una buena noticia, al contrario. Cada vez más refugiados sirios prefieren volver a sus casas antes que seguir viviendo en un exilio prefabricado en medio del desierto. ACNUR ha contabilizado miles de refugiados que regresan a sus países, que vuelven al infierno que les obligó huir. La falta de recursos de las agencias internacionales en los campos de refugiados no dejan otra opción a muchos refugiados que volver a sus países de origen en busca algún trabajo que les dé de comer. “Son conscientes de que vuelven al infierno de una guerra, pero es que prefieren morir en Siria porque para ellos esto no es vida”, explica Pablo Tosco, fotógrafo de Oxfam.

Zakia Abdullah, junto a los restos de su vivienda en Alepo, Siria / Pablo Tosco
Se cumplen cinco años de conflicto interno en Siria, el quinto año de guerra. Los valientes que decidan volver a sus casas, no saben qué van a encontrarse. Seguramente un paisaje desolador arrasados por las bombas. Esperarán que los familiares que se quedaron sigan en sus casas. Y intentaran sobrevivir. Igual que hacían en el campo de refugiados pero con el calor de su familia, en sus calles y su hogar, quizás destruidos. Imagina por un momento tu casa destrozada, tus pertenencias hechas pedazos. Pues tu al menos, podrás conseguir un plato para comer.