Cómo una semana haciendo abdominales cada hora cambió mi manera de trabajar

Está demostrado que hacer pausas en el trabajo aumenta la productividad, pero ¿qué tal hacerlo con abdominales? El resultado fue genial. 

Por mucho que te apasione tu trabajo, que tengas unos compañeros espectaculares y que vayas cada día a la oficina con una sonrisa, como me pasa a mí en Código Nuevo, estar 8, 10 o 12 horas al día sentado delante del ordenador es, como dicen los expertos, nefasto para la salud, tanto para el cuerpo como para la mente. De hecho la Organización Mundial de la Salud OMS no se cansa de señalar las consecuencias del sedentarismo y de que el 60% de la población mundial no haga suficiente ejercicio físico al día.

Es un tema que siempre me ha preocupado muchísimo, tanto para mí como para el resto de cracks de la redacción, y me llamó la atención el experimento de una redactora norteamericana de la revista Men's Health que había hecho una plancha, un tipo de abdominales estáticas, de un minuto cada hora de trabajo. Me pareció que podía ser una forma interesante tanto de reactivar el cuerpo como de despejar la mente y apartar la mirada del ordenador así que decidí probarlo durante una semana para ver qué resultados me daba.

Lunes: El primer día fue el más duro de todos

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El primer minuto de mi nueva vida fue el más duro de todos. No porque no fuese capaz de mantener la postura, sino por tener que aguantar 60 segundos de risas, comentarios jocosos y miradas de estar flipando del personal de la redacción. Lo mismo ocurrió a lo largo del día hasta que, poco a poco, la gente comenzó a verlo como algo normal. Es más, un poquito de distensión nunca viene mal y no me costaba nada explicarles que con mis 40 minutos de planchas a la semana estaba cumpliendo con casi el 50% del tiempo mínimo de actividad física semanal que la OMS recomienda a los adultos de países desarrollados.

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Algunas compañeras incluso se atrevieron a probar, aunque solo por postureo.

Sorprende lo poco que sabemos sobre el problema del sedentarismo. Las personas con poca actividad física tienen entre un 20 y un 30% más de posibilidades de morir de forma prematura, reduce los niveles de irisina hormona que transforma la ‘grasa mala’ en ‘grasa buena’ provocando obesidad y, según un estudio de la Universidad de Córdoba, vuelve a tus espermatozoides más lentos y deja tu testosterona por los suelos. Además, está más que comprobado que el ejercicio físico ayuda a segregar endorfinas la hormona de la felicidad e influye de forma positiva en el estado de ánimo.

Martes: El cuerpo comienza a acostumbrarse a la nueva rutina

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Pero, antes de explicar la lista interminable de ventajas de mi nueva rutina, te contaré un poco más de lo difícil que puede ser llevarla a la práctica en el mundo real. El primer día llamó la atención pero todo fue como la seda. El problema viene cuando el segundo día se ha pasado la novedad y tienes que ponerte alarmas para levantarte de la silla cada hora para hacer el ejercicio. Las tres primeras planchas las haces con relativa facilidad, pero a la cuarta o quinta ya vas notando las agujetas del día anterior y la última del día se hace muy cuesta arriba.

Miércoles: Empecé a notar los efectos del ejercicio

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“El cuerpo humano está diseñado para el movimiento y si lo mantienes en una misma postura todo el rato lo acabas pagando”, me explica desde el otro lado del teléfono el fisioterapeuta deportivo y profesor de la Universidad de Valencia, Josep Benitez. Tras consultarle qué ventajas podría tener mi nueva rutina de 'descansos' su respuesta es inmediata: "todas". De hecho, la lista de problemas que el fisio relaciona con el sedentarismo en el ámbito laboral o estudiantil se me hace eterna. “Los problemas cervicales son más comunes entre los jóvenes de lo que muchos os pensáis. Creéis que como sois jóvenes lo aguantáis todo y, además, adoptáis posturas biomecánicamente comprometidas”, nos regaña.

Jueves: Las planchas se convierten un momento de distensión

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El resumen es que ‘nos apalancamos’ y se nos olvidan detalles importantes como la altura de la pantalla del ordenador, a la que apoyamos los brazos o la postura de la espalda respecto a la silla. Por eso, insiste Benitez, estas pequeñas pausas pueden servir para romper esos periodos prolongados en los que, sin darnos cuenta, estamos forzando la postura. Eso sí, más que las famosas planchas, el experto recomendaría otro tipo de actividad. “Cada 1-2 horas es importante realizar ejercicios que oxigenen la musculatura y trabajen los elementos de suspensión pasivos: ligamentos, cápsulas articulares, etc.”, dice.

Viernes: La cara de sufrimiento-felicidad lo dice todo

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Además, me explica que este tipo de ejercicios tampoco tienen que ser planchas, flexiones o abdominales sino que pueden ser de lo más simple: “caminar por la oficina un par de minutos, mover el cuello con movimientos de ‘sí’ y ‘no’ para activar las cervicales o, incluso, ejercicios de fortalecimiento de cuello. Todo lo que nos saque de la silla ya es un beneficio”. Es decir que lo importante es tener cierta variedad en los ejercicios en los que se combine movimiento y algo de fuerza. Pero, llegado a este punto, creo que lo que más me ayudó de la nueva rutina fue que me permitió desconectar mentalmente del trabajo, supongo que gracias al chute de endorfinas. Era como ese minuto de cada hora que me permitía resetear mi atención y reengancharme al trabajo con más ritmo todavía. 

Tengo que reconocer que al principio tenía miedo de que si tenía que desconectar en medio de algo importante me costaría volver, pero no fue el caso. Ese minuto era como echar más gasolina para la mente y si además me ayudaba a lograr un six pack, mejor ¿no? La cosa tiene bastante más que sentido ya que, según el estudio de Desktime, los trabajadores que más rinden son los que se cogen una media de 17 minutos a lo largo de su jornada, idealmente cada 90 minutos.

Las conclusiones del experimento

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La diferencia entre el primer día y el último.

La otra duda que puede surgir es si físicamente se vio algún cambio. Pues, no podría decir que vi algún cambio sustancial debido a las planchas. Igualmente soy una persona que hace mucho deporte y llevo años yendo al gimnasio religiosamente tres veces por semana así que sé lo que cuesta marcar unos abdominales y no es una cuestión de cinco días. Igualmente quisimos hacer fotos antes y después del experimento y algún cambio se nota, pero no descarto que la diferencia sea la luz de cada foto.

¿Si se lo recomendaría a todo el mundo? Por supuesto que sí, pero como decía el fisioterapeuta Josep Benitez lo ideal sería combinarlo con otros ejercicios, ya sean sentadillas o flexiones, y hacerlo mejor cada dos horas. La clave es desconectar tanto física como mentalmente y me ha quedado claro que el ejercicio físico es la mejor opción. Si haces una pausa y te quedas en la silla o te pones a mirar el móvil o leer la prensa no es lo mismo: mentalmente sigues así y no te ayuda en nada. Mentiría si dijera que a partir de ahora tengo una nueva vida y que lo pienso cumplir a rajatabla, pero sí que me ha servido para ser más consciente de que con pequeños gestos se puede combatir este sedentarismo que nos desgasta a todos. Si consigo convencer al resto de la redacción de Código Nuevo, tal vez nos veas por los stories de Instagram haciendo planchas entre risas.