El polémico negocio de las cirugías del punto G

El polémico negocio de las cirugías del punto G

El punto G es ese gran misterio de la sexualidad femenina que el ginecólogo alemán Ernst Gräfenberg creyó vislumbrar allá por los años 40. Desde entonces la comunidad cientifica se ha mantenido completamente dividida. Hay quienes lo tachan de mito. Hay quienes lo consideran una especie de clítoris interno aún por geolocalizar. Y hay quienes, como el ginecólogo Adam Ostrzensky, dicen haberlo encontrado dentro de la pared vaginal frontal, muy cerca del orificio de la vagina. Pero la cosa no queda ahí.

Porque lo más controvertido de la historia de Ostrzensky, tal y como difunde el diario El Español, no son sus teorías científicas sino sus intervenciones quirúrgicas: las llamadas puntoGplastias, destinadas a la reparación del supuesto punto G. El ginecólogo estadounidense intervino durante el año 2013 a tres mujeres que sufrían problemas para disfrutar de la penetración desde que habían dado a luz. Lo hizo cortando una pequeña parte del tejido vaginal que luego uniría de nuevo para faciliar el proceso de contracción y aumentar así la sensibilidad sexual.

Según los resultados de las intervenciones publicados recientemente en la revista Aesthetic Plastic Surgery, las tres intervenidas han vuelto a experimentar orgasmos vaginales tras las operaciones. Pero los especialistas recuerdan dos cosas: que no ha existido un paciente control, por lo que esos resultados podrían haberse obtenido igualmente sin intervención de por medio, y que la en la revista Aesthetic Plastic Surgery es propia de la anatomía femenina.

Por tanto, antes de que más mujeres se dejen llevar por esta última cirugía milagrosa, no vendría mal un poquito más de conocimiento del propio cuerpo, para darnos y dar placer sin tener que pasar por quirófano. No llegar al orgasmo durante el coito no tiene por qué ser un drama si se aprende a disfrutar de todo lo que el sexo y nuestros cuerpos nos pueden ofrecer.