Tener una relación fuera de lo establecido no es fácil. Al menos, a nivel público. Cuando se lo intentas explicar a conocidos, amigos y familiares, en muchas ocasiones te miran raro y no lo llegan a comprender. En mi caso, me ha pasado de todo: desde seres queridos que lo han aceptado y no se han involucrado, hasta amigos que han metido las narices opinando sin tapujos. Aunque no es algo que vayamos predicando a los cuatro vientos, sí que, en ocasiones, la gente parece necesitar explicaciones sobre este tipo de situaciones para situarse, para comprender. Y como un mantra que se va repitiendo a través de los siglos, estas son las preguntas que todo el mundo nos hace sobre las relaciones abiertas. Si tienes una relación así, te sentirás muy identificado. En caso contrario, aquí tienes la respuesta a todas tus dudas.
“¿Y si te enamoras de otra persona?”
Pregunta por excelencia. Cuando tienes una relación poliamorosa, esta pregunta queda contestada automáticamente. Pero en una relación de no exclusividad sexual donde el amor a una tercera persona no está consensuado, parece que sea algo difícil de evitar. Y es curioso porque en la mayoría de ocasiones, nos enamoramos de personas sin tener relaciones sexuales con ellas.
Créeme que cuando estás en una relación no monogámica ves el límite muy, muy claro. Sólo buscas sexo, aliviar ese deseo personal con la otra persona y punto. Ni mensajitos cariñosos ni roces por debajo de la mesa. Sólo sexo, sin compromiso y sin explicaciones. ¡Claro que existe la posibilidad de enamorarse de otra persona! Pero eso nos podría pasar a todos, independientemente del tipo de relación que se tenga. Y con una relación abierta, tienes la suficiente confianza con tu pareja para contarle lo sucedido y encontrar una solución factible.
“¿Y los celos?”
Desde que nacemos nos inculcan en nuestras cabecitas la posesión. Sólo queremos poseer, es más, en nuestro vocabulario utilizamos palabras como “mi” constantemente. “Mi madre, mi coche, mi amigo”. “Mi novia”. Y sólo entramos en el absurdo juego de poseer lo que jamás será nuestro. ¿Desde cuándo tu novio es tuyo? Es una persona libre mucho antes de conocerte a ti y seguirá siendo libre incluso después de estar contigo. Esa posesión invita a los celos, a que el otro niño no juegue con tu pelota o a que la otra persona no toque tu comida. Lo peor es que esta situación está promovida y apoyada por la sociedad. “Si no sientes celos es porque no le quieres”. Perdona, yo le quiero tanto que le quiero libre.
“¿Y no te da ‘cosa’ que se haya acostado con otro/a?”
Tu pareja ha estado con otras personas antes que contigo y no por eso te debe dar ¿asco?. Saber que viene de pasar un buen rato con otra persona o de besar otros labios no modifica su ADN, su forma de ser, su sonrisa, su energía o lo que te hace sentir cuando te acaricia. Eso sigue estando ahí, aunque se folle a medio Universo. El único problema que podría haber son las enfermedades de transmisión sexual y esto, queridos míos, es algo que se debe dejar cerrado mucho antes: siempre que se tengan relaciones con terceros se utiliza preservativo.
“Yo no sé si querría saber que mi pareja ha estado con otro/a”
Dice el refrán que ojos que no ven, corazón que no siente. Pues bien, cuando el corazón no siente nada, aunque los ojos vean, se jode el refrán. Esto se consensúa en cada relación abierta y en algunas ocasiones, las parejas no se cuentan con quién han estado. En la mayoría de casos, se da esa conversación previa y posterior de forma natural. Es como hablar con tu mejor amigo sobre el tema y contarle cómo lo has pasado. La otra persona, aquella que te quiere de verdad, siempre querrá verte feliz. Y cuando viene de echar un polvazo, ¡le ves realmente contento!
“¿Y si el otro/a le gusta más?”
Comparamos sin piedad y sin control, como si ello pudiese suponer una amenaza. En el sexo, no hay comparaciones. No hay un ‘mejor’ o ‘peor’. Hay un ‘diferente’. Las relaciones sexuales con una persona te pueden gustar más o menos, pero todas ellas son distintas. Las personas somos distintas. La energía que nos envuelve, la situación, el deseo, la acción. Todo es diferente y eso es maravilloso. Porque no existe la posibilidad que a la otra persona le guste más o menos. Sencillamente es otra experiencia nueva donde podrá conocer su propio cuerpo e incluso, experimentar nuevas sensaciones.
Tener una relación abierta no es para todo el mundo y tampoco te convierte en una máquina de follar. Vives ciñéndote a tus creencias y siendo consecuente contigo mismo, entiendes que la monogamia no pertenece a tu sistema de valores. Aunque lo más importante es que, con la persona con quien tengas una relación, haya consenso sobre esto. Todo lo demás, es lo de menos.