No eres infiel, disfrutas del poliamor, que no es lo mismo

Sí, se puede querer a varias personas a la vez. Sí, las relaciones monógamas son un invento. Y sí, el poliamor puede funcionar.

El amor está cambiando y son muchos los que ya piensan que no es para toda la vida. El romanticismo ha pasado de moda y los matrimonios no funcionan. Por eso, existe otra forma de amar que rompe con la monogamia y que está saliendo del armario. Lo llaman poliamor.  Pero, ¿cómo es una relación poliamorosa? En palabras del sexólogo, Ignasi Puig, “no hay una definición de Poliamor, cada persona lo va a definir a su manera”, y la poliamorosa, Eva, nos dice que consiste en “amar a más de una persona sin que esto suponga un engaño ni una traición para ninguna de ellas”.

En esto del poliamor no hay una estructura típica. Puedes tener dos amantes a la vez o tres novi@s parejas que a su vez tengan otros ligues, dos amantes estables y una follamiga o estar en un trío en el que todos sean amantes de todos y a su vez tengan otros líos. Nos lo explica Sara, otro poliamorosa convencida: "Poliamor es tener varias relaciones a la vez que son consensuadas. Lo mismo que tener una relación monógama lo que pasa es que la multiplicas por dos, por tres. por lo que tu puedas abarcar".

Entonces, ¿es lo mismo una relación abierta que el poliamor? No, según Eva, "en principio, una relación abierta es una relación abierta solamente al sexo. Mientras que una relación poliamorosa implica vínculos emocionales que pueden no ser sexuales". Y es que el matrimonio tradicional parece estar en crisis. Actualmente, más de la mitad de los matrimonios terminan en divorcio o separación. De hecho, en España cada cinco minutos se rompe un matrimonio y su lapso de duración promedio, a escala mundial, es inferior a cuatro años.

"¿Si a ti te interesa una persona, por qué no vas a poder conocerla? Yo creo que no habrían tantos divorcios si tuviéramos esa libertad. Y ya no solo divorcios, es que hay mucha gente que se acaba engañando. Mucha gente que lleva tanto tiempo acaban siendo como compañeros de piso." Dice Sara, mientras Eva añade que "se nos vende una idea del amor y del matrimonio que no es realista y la gente la compra. Se piensa que así va a ser su vida. Se da cuenta de que no. Se decepciona y dice -Ah bueno, es que no era esta persona. Voy a buscar la siguiente".

Alrededor del 60% de los hombres y el 40% de las mujeres que mantienen relaciones monógamas son sexualmente infieles y, normalmente lo ocultan, tanto a la pareja como a la sociedad. Nuestro cerebro no está programado para la fidelidad sexual, porque no entiende la atracción sexual y el amor como un “todo”. Tiene dos detonantes diferentes para cada uno de ellos: los circuitos neuronales que activan el deseo sexual se encuentran en una región del cerebro llamada ínsula anterior, y otro mecanismo diferente situado en la ínsula posterior es el que responde a los sentimientos del amor y nos permite seleccionar a la persona con la que queremos “comprometernos”.

Por lo que es normal que nos atraigan otras personas. Aún así, las personas ‘poli’, igual que las monógamas, también tienen miedos e inseguridades. El sexólogo Ignasi nos lo resume así: "el hecho de que mi pareja esté enamorada también de otra persona a la vez de mí me hace aflorar mis propias inseguridades y mis propias creencias. No soy tan bueno o tan buena para que mi pareja me quiera o si mi pareja encuentra a alguien mejor que yo me va a dejar. Cuantas más piezas tiene una máquina, por más sitios puede fallar. Si ya es complicado tener relaciones de pareja imagina tener varias relaciones a la vez".

Sea como sea, lo que está claro es que el Poliamor sigue sin estar socialmente aceptado y muchos lo ven como una práctica de personas promiscuas e insaciables que amenazan la estructura de la familia tradicional. "Existe un rechazo social hacia cualquier tipo de conducta que da la sensación de que está atacando a las bases de la sociedad. Y cuál es una de las bases principales de la sociedad hoy en día? La familia. ¿Y cuál es la unidad de la familia? La pareja", concluye Ignasi.

Y es que no necesitamos una pareja para toda la vida, sino la libertad de querernos y organizarnos como nos dé la gana. Porque la única persona con la que tienes que pasar el resto de tu vida, eres tú.