Fui Tan Idiota Que Me Enamoré Del Mejor Amigo De Mi Novio

Desde aquella mágica conversación las cosas han cambiado: ahora ya no era la novia de su amigo, ahora eres su amiga, y me lo hacía saber escribiéndome

$!Fui Tan Idiota Que Me Enamoré Del Mejor Amigo De Mi Novio

Pasa el tiempo y el destino hace que te lo cruces con más asiduidad que a nadie. O al menos, eso te parece. Notas como se pone contento cuando te ve, como te mira con ternura. Sientes como se te queda una sonrisa tonta al despediros. Cada vez te parece más guapo, más simpático, más todo. Una vez más, piensas que es totalmente inofensivo. Porque aquí nadie está flirteando.

Desde aquella mágica conversación las cosas han cambiado: ahora ya no era la novia de su amigo, ahora eres su amiga, y me lo hacía saber escribiéndome, proponiéndome planes, preocupándose cuando tenía problemas… Yo tampoco me quedaba atrás, y forzaba la situación para que mi novio le invitase a hacer planes los tres juntos. Repito, aquí nadie estaba haciendo nada, pero si mi novio no hubiese sido quien era, si lo analizaba objetivamente, hubiese jurado que le gustaba. Y una vez que ese pensamiento se cruzó por mi mente, ya no había vuelta atrás, no pude borrarlo de mi mente.

Las grandes charlas conmigo misma dieron como resultado diversas teorías: ¿se corta porque su amigo es mi novio? ¿O precisamente esto está pasando porque eres un reto para él? Sabes que él nunca te haría daño, pero te resistes a pensar que te lo estás inventando todo.

$!Fui Tan Idiota Que Me Enamoré Del Mejor Amigo De Mi Novio

Buscaba respuestas a todas estas preguntas de forma continua, y se convirtió en una especie de niebla en mi cabeza de la mañana a la noche: que te guste alguien mientras tienes pareja no solo es normal, sino humano, eso lo tenemos todos claro. Pero cada vez me fiaba menos de mí misma, y comenzaba a persuadirme la idea de que actuaba motivada por el morbo de la situación, sin tener realmente sentimientos reales. O también había una alternativa, una que a la que no quería dar alas porque implicaba sufrimiento: que me estaba enamorando de él. Simple y llanamente.

Ahora ha pasado un tiempo, aparqué el tema y decidí no revelar jamás a nadie el embrollo que ha dominado mi cabeza durante meses. Reflexioné, y me di cuenta de los graves problemas que atravesaba mi relación. Rompí con mi novio. Lo puse todo en su sitio.

Hasta que un día salí de fiesta, y allí estaba él. Con su sonrisa, su mirada, sus ganas de hacerme reír... Y entonces su boca dijo lo que sus ojos llevaban un año explicándome: me gustas.

Fuente de la imagen: Diggie Vitt www.diggievitt.tumblr.com