Whatsapp nos ha dado la vida. Eso de poder comunicarse con cualquier persona tan instantáneamente es una auténtica locura que apenas valoramos porque nos hemos acostumbrado. Pero es una revolución comunicativa muy reciente. El problema es que generalmente, y en especial con los mensajes de texto, esta comunicación carece de dos ingredientes muy importantes en la comunicación humana: el tono y el contexto. De ahí que la chispa de las discusiones prenda tan rápidamente dentro de la aplicación. Y es una malísima idea para tu relación.
La pantalla genera malentendidos
Porque, como señalan desde EliteDaily, "los intercambios de texto pueden dejar mucho que desear cuando se trata de resolver conflictos". Es más, lo más habitual cuando te enciendes desde el otro lado de la pantalla y comienzas a escribir aceleradamente para anticiparte a lo que la otra persona va a decir, es que el conflicto vaya agravándose más y más. Es así. Quizás pienses que te da unos segundos para pensar mejor qué decir, pero no es cierto: reacciones impulsivamente desde las emociones, pero sin la empatía que sueles tener en el cara a cara.
En palabras de la experta en relaciones Jasbina Ahluwalia, "enviar mensajes de texto en el calor del momento puede resultar en comentarios hirientes que quizá nunca dirías en persona". O que nunca te dirían en persona. En ese sentido, la mejor estrategia pasa por cortar la conversación de inmediato: "Si tu pareja, a través de un mensaje de texto, te hace sentir menospreciadx, estúpidx, molestx o cualquier combinación de estos, entonces debes dejar de enviar mensajes de texto y hablar", apunta la también especialista Erika Ettin a este medio.
Asertividad mediante palabras
Y no es necesario que te marques una bomba de humo. Hazlo bien. Hazlo con delicadeza. "Puedes establecer un límite enviando un mensaje de texto: 'Gracias por tu mensaje. Creo que puedo entender mejor tu punto de vista y transmitirte el mío si lo hablamos en persona. ¿Cuándo podrías quedar? Te quiero'". Vale, alomejor la propuesta de esta experta resulta demasiado cariñosa para un momento en el que probablemente estés cabreadx. Pero pillas la esencia. Se trata de ser asertivx y aplazar la discusión. Incluso si sientes que tienes mucho qué expresar.
Otra estrategia pasa por la tradicional aunque en desuso llamada telefónicamente, como bien recomiendan desde El Confidencial. Porque "oír la voz de la otra persona, aunque estéis enfadados, suaviza la reacción emocional en cada uno". Es muy diferente a escribir en una pantalla con una sensación inconsciente de estar hablándole a un bot insensible. Y sí, puede que la llamada se convierta en una discusión gorda, pero será más fácilmente solucionable desde esa instantaneidad y esa cercanía humana que desde la frialdad de Whatsapp.