Cómo dar un buen masaje erótico que te convertirá en un maestro de los preliminares

En la filosofía taoísta se considera que el masaje erótico es una de las fuentes de sanación holística para el cuerpo, la mente, el espíritu y la sensibilidad.

Los preliminares, esa maravilla del sexo que tantas veces nos saltamos u obviamos. Este calentamiento es una parte primordial de nuestros encuentros sexuales más íntimos: nos ayuda a relajarnos, a excitarnos y a conectar con nuestro amante. Pero, ¿te imaginas que todos estos beneficios se pudieran fusionar en uno? Imagínatelo. En la filosofía taoísta se considera que el masaje erótico es una de las fuentes de sanación holística para el cuerpo, la mente, el espíritu y la sensibilidad. Por eso resulta ideal para todas aquellas mujeres y hombres que tengan dificultades sexual, como la incapacidad de llegar al orgasmo, la dificultad para tener una erección, el vaginismo o la eyaculación precoz. O, simplemente, para aquellos que quieran probar nuevas sensaciones y romper con la rutina sexual.

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Prepara el ambiente

El lugar es casi tan importante como el masaje en sí. La temperatura ideal es de 25ºC, es decir, un ambiente cálido que permita ir sin ropa pero que no sea sofocante. Piensa en el cuarto donde realizarás el masaje y añade algunos complementos que ayudarán a crear esa atmósfera tan erótica. El incienso es un buen aliado, sobre todo el ámbar, la canela, el clavel, el coco, el musk, la rosa roja o la vainilla: sus perfumes aportan energía y son afrodisíacos.

Evita las luces fuertes, con una luz tenue que permita ver únicamente lo necesario para no abrirte la cabeza, ya sabes. Las velas son un buen accesorio e incluso podrás encontrar, en tiendas eróticas, algunas con aceites de diferentes olores para masajes. El aceite es muy importante para que las manos se deslicen con suavidad y aporten textura, olor y erotismo a la piel. Algunos olores recomendadísimos son la almendra, la macadamia o la vainilla.

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Por último, hazte con una playlist en Youtube o en Spotify con música relajante, chill out o incluso erótica. Esto será el toque definitivo para que el ambiente proporcione un estado de relajación y excitación al mismo tiempo.

Ten presente el momento del masaje. Si se realiza justamente después de cenar o comer, intenta que los alimentos sean ligeros, de fácil digestión, para no tener problemas gastrointestinales que roben el protagonismo.

Dar cera, pulir cera

Se pueden realizar masajes enfocados a cada parte del cuerpo, pero nosotros abogamos por uno bien completo. Necesitamos que la persona a la que vayamos a realizar el masaje esté desnuda y acostada boca arriba. Empezamos por la planta de los pies y vamos masajeando de forma circular, mientras la otra persona respira pausada y serenamente. Prestamos especial atención a los dedos y presionamos con nuestras yemas mientras realizamos círculos. Esta es una técnica que se conoce como Shiatsu o digitopuntura. Vamos subiendo con movimientos suaves y fluidos por todas las piernas, dejando a un lado los genitales.

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Masajeamos el interior de los muslos para aumentar la excitación y, seguidamente, pasamos al vientre, donde habrá que tener mucho cuidado en no apretar. Movimientos circulatorios o de amasamiento, que nos irán situando en la zona pectoral. En caso de que esa persona tenga pechos, tenemos que dedicar tiempo a acariciarlos suavemente, pellizcando ligeramente los pezones. Tocamos los brazos y las manos, comprimiendo los músculos de forma firme. A continuación, nos centramos en el cuello y en las orejas, especialmente en el lóbulo, que es una de las zonas erógenas más importantes de nuestro cuerpo.

El masaje de los genitales

Debemos diferenciar entre genitales femeninos y masculinos. En el caso de que nuestro acompañante tenga vulva, seguiremos con el masaje por todo el pubis y las ingles, acercándonos poco a poco hacia el clítoris y los labios. Con movimientos ondulatorios, vamos acariciando la parte externa de la vulva, centrándonos poco a poco en el clítoris. Es importante variar la presión y el ritmo de nuestro masaje, ya que si no se hará aburrido y monótono. Una vez iniciada la masturbación femenina y cuando veamos que está excitada, introducimos los dedos buscando el punto G. Nos ayudamos con la otra mano para seguir estimulando el clítoris.

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En el caso del pene, acariciamos las ingles y los testículos con cuidado mientras prestamos atención al miembro. Acariciamos el cuerpo del pene, hacia arriba y hacia abajo y realizamos la técnica del exprimidor de naranja muy profesional el nombre, lo sé. Se trata de situar nuestra mano en la corona del glande y hacer un movimiento de muñeca como si estuviésemos exprimiendo naranjas. A partir de ahí, variamos la intensidad y el ritmo de la masturbación masculina.

Finalmente, es recomendable mantener la lentitud y la relajación durante todo el masaje, incluso cuando el nivel de excitación es muy elevado. Así conseguiremos un orgasmo diferente del que estamos acostumbrados y la conexión será mayor. ¿A qué esperas para ponerlo en práctica?