Las claves para tener una relación libre de drama

 Los dramas despiertan adrenalina y pueden ser adictivos, pero son el preludio del desastre

Hay una fuerte contradicción en tu interior. Por un lado quieres una relación saludable y maravillosa con tu pareja. Una en la que te sientas cómodx, segurx y confiadx. Por otro lado, tienes un inexplicable deseo por el drama. Uno que inconscientemente te conduce a fomentarlo. Como explica el psicólogo Jeffrey Bernstein en un artículo para el medio especializado relación, "el drama es estimulante para nuestras mentes al igual que la comida basura es estimulante para nuestro paladar". Es adictivo. Pero, como toda adicción, suele terminar en desgracia. Aquí van cuatro estrategias para espantarlo de tu vida.

Enfócate en las cosas buenas

Uno: controla tus pensamientos tóxicos acerca de tu pareja. En palabras de Bernstein, "lo que las parejas felices comparten, más allá de cualquier otra cosa, es una forma mejor, más realista y más saludable de pensar el uno en el otro", lo que les aporta una mejora de la comunicación, una mayor resolución de problemas y, en definitiva, un fortalecimiento del romance y de la relación. Por el contrario, si te la pasas prestando una atención desmedida a sus errores y a sus defectos, tu monólogo interno lo irá reforzando y tus reacciones se irán haciendo cada vez más tóxicas. La destrucción será únicamente cuestión de tiempo.

Haz detallitos

Dos: realiza actos de bondad arbitrarios. Cuando las relaciones se vician, cuando ambas partes comienzan a competir y a enfocarse en los defectos, se convierten en una lucha: un tira y afloja permanente, un victoria y derrota sin cuartel, un campo de batalla extenuante que arrasa las emociones positivas. Es una inercia muy peligrosa. Y, como cualquier otra inercia, requiere ciertos empujoncitos para cambiarla. En ese sentido, dice este especialista, "trata de hacer al menos una cosa agradable al azar para tu pareja todos los días". No importa si es un mensajito inesperado, un masaje o una visita de última hora. Cuídale.

Di hola a la empatía

Tres: practica la empatía para tener conversaciones constructivas. El rollo de que la comunicación es buena es cierto, pero pegarse gritos, soltarse pullitas o mantener un silencio castigador también es comunicación. Así, lo importante no es la cantidad de comunicación, sino la calidad, el enfoque desde el que se realiza esta. Según Bernsterin, la clave está en "mirar dentro de ti y tratar de comprender de dónde viene tu pareja antes de culparla". Un ejercicio de empatía que disminuirá inevitablemente el ánimo combativo. Y, una vez estés en un mood más colaborativo, adelante: las conversaciones sanas alejan dramas.

Alcohol y amor: mala compañía

Cuatro: cuidado con el alcohol y otras drogas. Porque piénsalo bien: ¿cuántas de las discusiones gordas que habéis tenido nacieron una noche de borrachera? Si las cosas no están bien entre vosotrxs, si hay tensión en la relación, si hay competitividad, el alcohol es un compañero nefasto. Solo empeorará las cosas. "Cuando las inhibiciones son limitadas, los filtros no funcionan y las parejas pueden decir y hacer cosas que son trampolín para un drama intenso y un comportamiento hiriente", explica este psicólogo. Las drogas, incluido el alcohol, atraen los dramas. Recuperaos. Trabajad en lo vuestro. Y ya habrá tiempo de desfasar.