Amenazar a tu pareja con dejarla es el mayor error que puedes cometer

Debes darte cuenta que tu relación es un reflejo de cómo estás por dentro

"Pues ya está, no hay nada que hacer. Entonces lo mejor es que vayamos cada uno por su lado", le dices a tu pareja después de una acalorada discusión sobre con la familia de quién os toca comer el próximo domingo. O sobre que "nunca baja la taza del water" o incluso porque "no te escucha cuando le hablas". Independientemente de cuál sea la causa, cuando en una relación se plantea la posibilidad de ruptura, aunque solo sea por el fuego del momento, se genera una grieta que solo puede agrandarse. 

Al decirle a nuestra pareja que o cambia o la dejamos, se activa algo muy instintivo que es el miedo al abandono, lo que seguramente la lleve a actuar. Pero será un cambio superficial y que seguramente no vaya a durar en el tiempo porque lo está haciendo por miedo, no porque haya habido un trabajo real de toma de conciencia y de darse cuenta por si mismo/a de la necesidad de ese cambio.

Dónde empieza el problema

De todas formas, esta suele ser una situación compleja que tiene sus orígenes en el momento en el que 'busco' pareja o 'aparece' en mi vida alguien. Solemos quedarnos con un tipo de relación que nos resulte familiar, no necesariamente que sea sana. Esto quiere decir que a la hora de sentirnos atraídos/as por una persona influirá mucho, nuestra historia de vida, el tipo de relación que hayamos visto entre nuestros padres, lo mucho o poco que nos hayamos sentido queridos/as por ellos, etc.

Porque si de forma inconsciente yo no me siento merecedor de ser querido, respetado y valorado, seguramente me sienta atraído por personas que me traten de la misma manera. Podremos decir: "sí, es majo, pero no me atrae" o "es buena chica pero yo necesito una tía que me de caña". ¿Te suenan este tipo de frases? De hecho es posible que, si de repente tu pareja cambiara y empezará a tratarte mucho mejor, acabaras perdiendo el interés en la relación al poco tiempo. Por supuesto que ahí culparías a la rutina, dirías que te has 'desenamorado' o encontrarías cualquier otra excusa.

Mírate en tu relación como en un espejo

Otra cosa es que la relación que establezco con el otro dice mucho de la relación que yo tengo conmigo mismo. Si yo no me valoro de verdad, será complicado que deje entrar en mi vida a alguien que lo haga. Así que también me ayuda a saber cómo estoy por dentro.

Es necesario decirle a mi pareja aquellas cosas que no me gustan y que quiero que cambie, pero teniendo presente que es más efectivo que me centre en los cambios que puedo hacer yo para que la situación mejore. Porque al mirar solo al otro, entro en un terreno en el que yo no puedo hacer nada, no depende de mí, y acabaré con sensación de impotencia y frustración. Asumir nuestras responsabilidades nos da poder y nos permite avanzar, mientras que nos evita estancarnos en el papel de víctima. 

Hablar en positivo

Tampoco debemos olvidar seguir diciéndole que sí nos gusta, lo que valoramos, lo que agradecemos y cualquier mínimo esfuerzo dirigido al cambio que está haciendo tu pareja hay que tenerlo muy en cuenta. Si no la pareja se acabará sintiendo que haga lo que haga nunca será suficiente para ti. Al escuchar una y otra vez lo 'malo' sin tener en cuenta el esfuerzo por mejorar o las cualidades positivas, se sentirá pequeñita y sin fuerzas para dar un paso más.

Si dices que quieres dejar a tu pareja que sea porque lo tienes muy meditado y lo estás considerando seriamente, no en un momento de enfado y con la intención de herir. Porque esa amenaza muchas veces es el principio del fin, creando ya una situación sin retorno dentro de la relación. Genera una profecía autocumplida y no focaliza nuestras energías en seguir construyendo y solucionar nuestros problemas, sino en destruir lo creado llevándonos a un callejón sin salida.