5 señales claras para diferenciar el deseo del amor

La naturaleza y los límites de este sentimiento son tan difusos que en ocasiones podemos confundirlo con otros fenómenos que tienen lugar en nuestra mente 

El amor es un concepto muy esquivo. Han intentando describirlo poetas de todos los siglos y han tratado de capturarlo imágenes de miles de películas. Pero sigue siendo imposible entenderlo en profundidad. Es más, su naturaleza y sus límites son tan difusos que en ocasiones solemos confundir otros fenómenos que tienen lugar en nuestra mente con el propio amor. Y el ejemplo más claro de todos es el deseo sexual. Como explica la psiquiatra estadounidense Judith Orloff en un concepto para Psychology Today, "el deseo puro se basa solo en la atracción física y la fantasía" y "a menudo se disipa cuando la persona real emerge".

Pero ese mismo deseo sexual puede ser tan potente que nuble nuestro juicio. Después de todo, "el deseo es un estado alterado de conciencia programado por el impulso primordial de procrear". Podemos estar en el mundo sintiéndonos muy evolucionados y humanistas, pero seguimos siendo animales y las hormonas poseen una capacidad tremenda para dominarnos. De hecho, y como se hace eco Orloff, las investigaciones demuestran que "la misma área se ilumina cuando un adicto recibe una dosis de cocaína que cuando una persona está experimentando el deseo intenso de la atracción física". Estamos jodidos.

Porque confundir deseo con amor puede llevarnos a errores profundos. Es cierto que, en palabras de Orloff, "el deseo puede conducir al amor", pero muchas veces, una vez el deseo pierde intensidad por una u otra razón, como haber conseguido ese ansiado polvo, nos podemos encontrar con que repentinamente esa otra persona no nos importa prácticamente nada. Y, claro, presa de lo que pensábamos que era el amor, le hemos prometido el oro y el moro en términos románticos. En ese sentido, es importante saber diferenciar deseo y amor para no producir terremotos de este calado en tu vida y en la vida de las demás.

Para ponérnoslo un poquito más sencillo, la psiquiatra establece cinco señales claras de deseo que podemos tomar como referencia. La primera de ellas es que "estás totalmente centrado en la apariencia" de la otra persona. La segunda, bastante ligada, es que "estás interesado en el sexo, pero no en tener conversaciones". La tercera es que "preferirías mantener la relación en un nivel de fantasía, no discutir sentimientos reales". La cuarta es que, nada más acabar el sexo, y en lugar de querer quedarte, quieres escapar de ahí velozmente, como sea. La última es que sabes que sois amantes pero no amigos. No hay conexión real.

Por el contrario, y aunque como decíamos antes el amor es esquivo en su comprensión, e incluso se muestra diferente en distintas personas, hay señales que pueden informarnos de que lo estamos sintiendo. Como eso de querer pasar tiempo de calidad más allá del sexo, perderse en conversaciones y olvidarse de las horas o querer escuchar "honestamente los sentimientos del otro". Además, también puedes analizar si esta otra persona te impulsa a querer ser mejor persona, así como si tienes interés en conocer a su familia, amigos y, en general, su entorno y su vida. Eso es un interés real. Eso es más que simplemente deseo sexual.