4 chicos te cuentan toda la verdad sobre sus gatillazos

Los gatillazos son mucho más comunes de lo que se suele pensar y en su mayoría están relacionados con la ansiedad y la presión por culminar el sexo.

Ya habíamos hablado del gatillazo en otra ocasión, pero ahora vamos un paso más allá trayéndote distintos testimonios en primera persona. Porque el gatillazo no entiende de tamaño. Le da igual si tienes un modesto pene o si te cuelgan 450 gramos de condena viril. Y no me refiero a ese momento fallido después de pasarte de copas, no. Sino que te traigo distintos casos de chicos de nuestra edad que han tenido problemas de erección por diversos motivos y que están dispuestos a compartir con nosotros sus triunfos y miserias en el noble arte de pene.

Resultado de imagen de gatillazo gif Pero es que la cosa no iba a quedarse ahí. Si sigues leyendo, es porque te interesa el tema ya sea por x, y o z, así que también he contactado con la sexóloga Francisca Molero, directora del Instituto de Sexología de Barcelona y presidenta de la Federación Española de Sociedades de Sexología, para que dé respuesta médica a cada incómodo caso. Antes de nada, Paqui —como le gusta que la llamen— me aclara que “las disfunciones eréctiles situacionales en menores de 50 años son prácticamente todas de origen psicológico”. Dicho esto, agarra la libreta y el boli, que comenzamos.

El amor perdido, por Raúl, 25 años

Tuve una de esas relaciones que son igual de pasionales que tóxicas. Quizás fue más bien tóxica. Era un carrusel de emociones que terminó con mi autoestima partida en mil pedazos. Maldito querubín con sus equívocas flechas. En fin, que lo dejamos y había que seguir con la vida. Trabajaba con una chica que me encantaba desde antes de comenzar con esta ex que me destrozó —sin rencor y esas cosas—. Congeniábamos mucho, nos reíamos y nos complementábamos. Todos los del trabajo nos hacían las típicas bromitas porque se notaba a la legua que nos gustábamos.

Resultado de imagen de flirting gif Una noche fuimos unos cuantos a su casa para salir de fiesta. Mucho Jäger, roces y bailes. Sentía que quería dar el paso, pero había algo que me frenaba. Aun así, la noche terminó en su dormitorio. Ella me sorprendió con ropa interior de encaje que en otro tiempo me hubiera puesto palote con un simple parpadeo. Si bien al principio conseguí empalmarme, el gatillazo era cada vez más evidente mientras se iba acalorando el asunto. Si hubiera sido un año y medio antes, habrían explotado los fuegos artificiales del éxtasis y la lujuria, pero a los pocos minutos le expliqué lo que me pasaba por la mente y por qué no era capaz. Ella se quedó con el calentón.

"Las relaciones tóxicas pasionales son muy ambivalentes. Tienes la parte de disfrutar del sexo, pero entiendes que la persona no es para ti. Esto provoca una dependencia, tanto personal como sexual. Tenemos esos miedos en el subconsciente y se necesita un tiempo de recuperación, de lavado. El hecho de empezar antes de tiempo con alguien que te gusta, te acerca el recuerdo de la anterior relación sin quererlo. Somos cuerpo y mente, y aunque creamos que podemos estar listos para dar el siguiente paso, tu cuerpo puede frenarte", concluye nuestra experta.

El polvo soñado, por Luís Miguel, 30 años

Durante la ESO estaba medio enamorado de una chica de un curso menos. Bueno, no sé si la palabra es enamorado, pero si me cruzaba con ella, me daba un vuelco el corazón. Tendrías que verla: un cuerpo perfecto, buen gusto vistiendo y una penetrante mirada de ojos cristalinos que eran como enfrentarse al mar. Terminé el instituto y no supe nada de ella hasta que me la encontré cuatro años más tarde en una discoteca. La vi y seguía tan perfecta como recordaba. Me armé de valor y fui a hablar con ella. Mantuvimos una acalorada conversación que se alargó varios días por el móvil hasta que terminamos intimando.

Resultado de imagen de shy boy gif Quedamos un par de veces, nos besamos y nos magreamos con la pasión de dos veinteañeros en un callejón cerca de su casa. Mis labios estaban tocando a la chica que todos deseaban en el insti. ¡Incluso me había hecho pajas pensando en ella! Como no había nadie en su casa, me invitó a subir para continuar lo que atestiguaron los fanales de esa fantástica noche de otoño. Sin ningún tipo de preámbulo, la pasión invadió su comedor desde el primer segundo. En un abrir y cerrar de ojos estábamos sin ropa y nos disponíamos a culminar lo que mi fantasía llevaba años haciendo. De repente algo falló. No sé, a mí me encantaba todo de ella, pero mi válvula de presión comenzó a flaquear. Joder, qué marrón. Ella no lo entendió y me lo reprochó con algo de crueldad. Me bloqueé sin saber qué decir.

"La presión es un factor determinante para el sexo, y más si esperas que salga muy bien desde hace tiempo, en este caso, años. Es un tema de expectativas. Cuando estás alerta, intentas controlar demasiado la situación y bloqueas la parte fisiológica, la erección. Además, la respuesta de ella fue totalmente castradora, porque si te sientes mínimamente tranquilo, puedes recuperar la erección sin problema. Ella actuó con un refuerzo negativo. Seguramente era insegura y pensaba que no le excitaba lo suficiente", dice nuestra experta, Paqui.

El mundo al revés, por Nando, 31 años

Qué mala es la juventud y qué malas son las drogas. Soy una persona que suele tener pareja. Es más, creo que la necesito para tener un poco de estabilidad emocional. Después de pillar a mi exnovio in fraganti a cuatro patas en mi piso con otro chico, estuve unos meses dándolo todo y pasándome con el popper y el cristal. En una de mis salidas nocturnas por discotecas gays, conocí a un chulazo buenorro con el que me lo pasaba pipa en la cama. Repetimos unas cuantas noches después de salir de fiesta, ya que teníamos unos amigos en común. Siempre íbamos drogados y el sexo era maravilloso. En la vida hay que dar y recibir, ya sabes.

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¿Te puedes creer que la única vez que quedamos sin ir ciegos se me bajó? El chaval era muy guapo, por eso no entendía por qué no me bombeaba sangre ahí abajo si no estaba colocado. No sabes el rebote que pilló tras esmerarse un rato y no conseguir nada. Se fue tras un portazo de indignación. Hasta luegui.

"Durante el sexo tienes que desinhibirte, solo sentir. Si tomas cristal y popper, como son vasodilatadores, disminuye tu nivel de alerta y facilita el dejarse llevar. En el momento que no tienes esa ayuda externa, el nivel de alerta se despierta y bloquea la respuesta sexual, de ahí que pierda la erección. Las drogas lo malacostumbraron", comenta la sexóloga.

Los profilácticos, por Javi, 23 años

Me quedé soltero después de tener novia durante muchos años. Nunca tuve problemas en el sexo con ella, al contrario. Éramos como esos monos que copulan hasta la saciedad sin importarles lo más mínimo el cómo y el dónde. Creo que son los bonobos. Como era una situación nueva para mí, me bajé Tinder y comencé a hablar con el sexo opuesto. Hice match con una chica tan ardiente como yo, y al poco tiempo disfrutábamos de la masturbación vía WhatsApp. Como comprenderás, tardamos poco en quedar para saciar el ardor concupiscente, por lo que bajé a la farmacia a comprar unos condones. Me recogió con el coche en uno de esos todoterrenos enormes. Era de su padre. Había espacio suficiente para redefinir los parámetros del sexo automovilístico y empañar los cristales hasta que el agotamiento nos aplacara. Nos pusimos en la parte de atrás y comenzamos a liarnos.

Resultado de imagen de condom gif La desnudé y comencé a recorrerla con mi boca. Ella hacía lo propio y me palpaba como si estuviera leyendo en braille. Dios, estábamos muy cachondos. Pasamos nuestras lenguas por todos los sitios que buenamente podían y subimos al siguiente nivel. Ella me preguntó “llevas protección, ¿no?”. Yo asentí y lo saqué de mi cartera. Rompí el envoltorio, cogí la goma y empecé a desenrollarlo por mi polla. Algo iba mal. Mientras bajaba el condón noté como se desinflaba. Mierda, hacía muchísimo que no usaba uno y me sentía muy raro. Una vez puesto, ella se aposentó sobre mí, se la metió y comenzamos a follar. No podía quitarme el pensamiento de que mi pene se desmoronaba por momentos. Mi mente se fue de allí y no sentía una mierda. Acabó siendo un fiasco con un claro culpable: el profiláctico.

"Es una de las razones por la que los jóvenes no quieren usar condones. Tiene que ver con la seguridad al querer colocártelo bien. En vez de disfrutar, te comes la cabeza para que esté bien puesto y pierdes el foco, la erección. Es habitual y se recomienda el uso del preservativo con habilidades eróticas: ponerlo jugueteando. Si te quedas con el mal trago, puedes pensar que ya no lo harás más con preservativo o te boicotearás con una profecía autocumplida. Un error fatal", concluye Paqui.

Así que para la próxima vez que os vuelva a ocurrir a vosotros o vosotras ya lo sabéis, el mítico gatillazo es algo realmente común que puede deberse a muchas cosas pero que, generalmente, está más relacionado con la presión y la ansiedad por lograr un polvo perfecto. Como dice Paqui, nuestra sexólogo, dejarse llevar y no pensar tanto es la manera de fluir y culminar una potente, satisfactoria y radiante erección. Enjoy!