La relación directa entre irte de compras y ser infeliz

¿Cuántas veces has aliviado tus frustraciones o evitado una sensación de malestar comprándote algo que ni siquiera realmente necesitabas o querías? ¿Te suena eso de "cuando estoy de bajón, me voy de compras"? Darte un capricho de vez en cuando no es

¿Cuántas veces has aliviado tus frustraciones o evitado una sensación de malestar comprándote algo que ni siquiera realmente necesitabas o querías? ¿Te suena eso de "cuando estoy de bajón, me voy de compras"? Darte un capricho de vez en cuando no es malo, de hecho es muy sano, el problema surge cuando compras por costumbre y de manera compulsiva para llenar tus vacíos y gestionar tus emociones.

Esa horrible sensación de vacío

Cada vez que tienes un problema, un momento de tensión o discutes con alguien acabas comprándote algo ya sea un helado, una libreta o cualquier otro objeto que en ese momento se te antoje y te sientes mejor.

Vuelve a la realidad, no te engañes. Esa sensación es muy pasajera ¿por qué? Porque nada ha cambiado o ¿creías que por comprar algo el problema con tu pareja se solucionaría o que tu malestar desaparecería? En ocasiones tus compras son como cortinas de humo o válvulas de escape que disimulan tu verdadera dificultad: el descontrol emocional provocado por la necesidad de llenar tus vacíos.

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¿Qué hay detrás de tus vacíos emocionales?

Tus vacíos emocionales enmascaran sentimientos de tristeza, insatisfacción, dudas, miedos y cansancio que no sabes identificar y tampoco gestionar. Normalmente surgen porque no te conoces. Por ello, en lugar de enfrentarlos los intentas tapar con compras innecesarias que cubren durante un rato ese malestar. Mecanismo que la sociedad refuerza a través de sus anuncios asociando el placer y la felicidad a la idea de tener cada vez más.

Pero cuando estás mal o te sientes insatisfecho las compras son solo un alivio momentáneo, una forma de distracción y de no prestar atención a las verdaderas razones por cómo te encuentras. A través de ellas desconectas de lo sucedido y sobre todo de ti.

Los objetos nunca saciarán tus necesidades emocionales son solo parches que tapan tus heridas y vendas que te impiden ver lo que sucede. De hecho, esa compulsión que te guía muchas veces a comprar y comprar tan solo es la forma en la que se manifiesta tu desesperación emocional.

Llena tus vacíos contigo, no con objetos

Luchar contra el vacío emocional no es fácil pero si te dejas llevar por él acabarás en una espiral de insatisfacción y desgana que llegará a paralizarte. La felicidad o el bienestar no son resultados de comprar. Y, aunque la sensación de vacío te sea insoportable porque no sepas determinar qué necesitas, es necesario que te sumerjas en ella para que puedas encontrarlo. Lo principal es conocerse para dejar de sentir esa horrible sensación que te consume por dentro.

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Para llenar tus vacíos saborea tus emociones con la intención de saber qué es lo que ocurre en tu interior. Atrévete a conocerte y a navegar por tus laberintos en lugar de evitarlos y caer a la deriva. Quizás descubras que lo que necesitas es sentirte querido, que no sabes manejar una discusión o que simplemente no te permites experimentar momentos negativos... Sea lo que sea, estoy segura que no lo aliviará un objeto, sino el contacto contigo mismo.