Hablar solos tiene más beneficios de lo que nos han hecho creer

Si estás aquí es porque seguramente tengas curiosidad sobre los motivos que te llevan a tener esas conversaciones contigo cuando estás a solas. ¿Es algo normal o hay algo más detrás? Respondemos a tus dudas.

Es probable que en algún momento de tu vida hayas hablado contigo, ya sea en voz alta o en tu mente o incluso mirándote al espejo. O que hayas pillado a algún amigo teniendo una conversación consigo mismo en alguna ocasión o incluso a algún desconocido por la calle. La pregunta es: ¿hablar solos es señal de cordura o de que se nos está yendo la cabeza?

Y es que aunque a veces este tipos de actos sean objeto de bromas, también es cierto que a muchas personas les preocupa. Sin embargo, mientras que no se haga en exceso o no estén acompañados de alguna patología como los delirios o las alucinaciones, no hay de qué preocuparse, todo lo contrario: hablar solos puede ser muy positivo para nuestro desarrollo cognitivo.

Una forma de ganar autoconfianza

Einstein, Newton… algunas de las personalidades más conocidas a lo largo de la historia tienen fama de haber mantenido extensas conversaciones con ellos mismos. E incluso el famoso detective de ficción, Sherlock Holmes, también presenta esta característica. Hablar solos es más común de lo que parece, aunque lo etiquetemos como extraño cuando vemos a alguien haciéndolo.

Según los psicólogos Daniel Swigley y Gary Lupyan dialogar con nosotros mismos en voz alta nos ayuda a materializar y dar sentido a lo que pensamos. Es algo así como un recurso extra, un apoyo para reafirmar y organizar ciertos pensamientos que deambulan por nuestra mente, sobre todo cuando estamos haciendo algo. Es por ello que nos damos instrucciones, correcciones o incluso ánimos, algo que además mejora nuestra capacidad lingüística, la forma de exponer las ideas que tenemos a los demás y que también nos aporta seguridad y confianza en nosotros mismos. ¿O es que no has ensayado ninguna vez en alto eso tan importante que querías decirle a esa persona?

De hecho, uno de los neurólogos más reconocidos en el ámbito de la psicología, Alexander Luria, sostenía que el lenguaje tenía un papel importante más allá de su función social, señalando su capacidad para dirigir y controlar nuestro procesamiento cognitivo por un lado y guiar nuestro comportamiento por otro. Afirmaciones que apoyan la idea de que hablar solos nos ayuda a autorregularnos.

Concentración, inteligencia y conexión emocional

Como ves, puedes estar tranquilo cuando te dediques a conversar contigo mismo. No hay de qué preocuparse. Es más otros estudios señalan que esta práctica también ayuda a concentrarnos mejor porque nos permite focalizar la atención en un tema concreto, reduciendo las distracciones y aumentando nuestro rendimiento. Además, favorece la conexión entre neuronas, lo cual mejora el desarrollo del cerebro y la potenciación de sus funciones.

Y si todavía te parecen pocos los beneficios señalados, hay que añadir uno más a lista. Y es que según la psicoterapeuta Anne Wilson Schaef, hablar solos también nos hace sentirnos mejor. En palabras de ella: “todos necesitamos hablar con alguien interesante, inteligente, que nos conoce bien y está de nuestra parte, y esa persona somos nosotros mismos”. Eso sí, aquí es necesario hacer una puntualización y es que para que esto funcione de verdad, tenemos que utilizar las palabras correctas. Porque solo podremos sentirnos bien, si nos alejamos del rol de juez castigador, de lo contrario las consecuencias serían totalmente opuestas. Por lo tanto, hablar a solas con nosotros nos permite chequearnos a nivel emocional, saber cómo estamos y qué emociones sentimos, pero gestionar esos sentimientos depende de las estrategias y recursos personales que tengamos. Por ello, no estaría nada mal, revisar cómo nos dirigimos a nosotros mismos. ¿Somos castigadores y criticones? O más bien, ¿comprensivos?

Por último, un dato curioso es que el habla interna tiene un mecanismo propio en nuestro cerebro, algo que no ocurre cuando hablamos con otras personas. Así cuando hablamos con nosotros mismos aumenta la actividad del giro frontal inferior izquierdo. Así que no te martirices, háblate, que te oxigena y te hace estar más centrado.