Si tienes demasiada fuerza de voluntad estás sacrificando tu presente

¿Vale la pena esforzarse? La respuesta genérica será que sí. Que es digno de aplaudir a quien deja de lado sus deseos por un bien futuro. Pero quizá deberíamos empezar a replanteárnoslo

“¡Ten más fuerza de voluntad!”, “¡con fuerza de voluntad lograrás tus objetivos!”, “¡si te esfuerzas lo lograrás todo! ¡solo se necesita fuerza de voluntad!”. Unas frases que escuchamos desde pequeñxs y que se nos meten en la mente: necesitamos la fuerza de voluntad para sobrevivir y triunfar en este mundo, donde prima la cultura del esfuerzo.

¿Qué es la fuerza de voluntad? Es la capacidad por sacrificarse por un beneficio lejano en el tiempo pero, en teoría, superior a la gratificación inmediata. Es decir, si tienes un dulce en tus narices, no comerlo porque a la larga tu salud lo agradecerá. O, por ejemplo, no ver un capítulo más porque es mejor ponerte a estudiar. O, incluso, no hacer cosas que te gustan porque tienes responsabilidades laborales superiores que deberías hacer. En definitiva, consiste en renunciar a placeres más mundanos porque vivimos siempre con la mente en el futuro, pensando en cómo puedes sacrificarte hoy para triunfar mañana. Al fin y al cabo, es como se estructura nuestra sociedad, la cultura del esfuerzo capitalista, en la que se dice que cuanto más trabajes, mejores frutos sacarás en un futuro.

Pero, como con todas las verdades absolutas, quizá la fuerza de voluntad no es una cualidad que todos deberíamos tener. Quizá no es provechosa para todas las situaciones y deberíamos replantearnos si vivir según sus reglas es lo más sano. Esta es la reflexión que se hace la psicóloga Juliana Breines en el portal Psychology Today. “Es fácil juzgar a aquellos que no tienen fuerza de voluntad y que no son capaces de cumplir sus propios objetivos”, dice, con razón, porque probablemente tú mismx has juzgado en alguna vez de tu vida a personas que parecía que no podían dejar de lado los placeres inmediatos por el bien mayor.

Pero como explica la psicóloga, en la fuerza de voluntad entran muchos factores y las personas que carecen de ella no siempre es porque tienen poca capacidad para esforzarse, sino que, puede ser, no tengan unos objetivos vitales claros o prefieran dedicarse al hoy más que pensar en un impredecible futuro.

Es decir, la tónica general nos impulsa a esforzarnos por llegar a nuestra una profesión ideal. Por eso, tenemos que estudiar mucho, hacer trabajos mal pagados para ir haciendo currículum y tener siempre los pasos muy claros. Unas pretensiones que no son para nada realistas, ya que todos hemos ido cambiando de ideas laborales, curriculares y profesionales.

Entonces, la pregunta es: ¿hasta qué punto debemos alabar la fuerza de voluntad como la mayor de las virtudes? Dejar el placer inmediato de lado por el bien mayor muchas veces supone que nos pasamos la vida esforzándonos por algo que no siempre tenemos claro que queremos o que es lo mejor para nosotros. Al final, acabamos desperdiciando gran parte de nuestra vida dejando de lado nuestro tiempo libre y satisfacción en pos de cumplir “responsabilidades”, bajo el beneplácito de todos, que se mostrarán orgullosos de tu constancia y capacidad.

La psicóloga recomienda que si una cosa te cuesta mucho y te requiere mucha fuerza de voluntad te la replantees. “Busca dentro de tu ser. Quizá prefieres ver una serie que hacer ese trabajo de la universidad porque esos estudios ya no te llenan. Por ejemplo, ¿por qué un estudiante debería dedicar todo su tiempo y dinero en unos estudios que no le apasionan?”, se cuestiona. Es decir, esta fijación por cumplir, estudiar, triunfar y lograr objetivos, no siempre es positiva.

Por supuesto, “el asunto no es primar la gratificación inmediata a cualquier precio, sino hacerlo estratégicamente y tomar la mejor decisión para ti dadas las circunstancias, lo cual puede significar o dejar las chuches para después o comerte las chuches de golpe, aunque no sea lo más recomendable”, aconseja. Control, mesura y, sobre todo, saber escucharte. Entender que también tienes derecho a disfrutar del presente y no vivir solo esforzándote por un mañana mejor que quién sabe si llegará o si cuando llegue será lo que querrás.