¿Vives preocupado por todo? Se llaman señales de emergencia y te están chupando demasiada energía

El nivel de incertidumbre, presión, impacto, complejidad y liminalidad son claves para diferenciarlas de las verdaderas

Solo ha sido un pequeño error. Un pequeñísimo error en el trabajo. Pero llevas solo una semana y sientes que acabas de provocar la mismísima tercera guerra mundial. Que las has liado pardísima. De pronto, tu cerebro activa sus mecanismos de defensa: libera cantidades enormes de cortisol y adrenalina por todo tu cuerpo que despiertan tu sistema de lucha o huida. Tu corazón late deprisa. Tu ansiedad aumenta. Sin embargo, tu jefx se entera y le resta importancia. No es para tanto. Otra falsa emergencia que te lleva al límite de la cordura.

No todo es siempre tan importante

No puedes continuar así. Como explica en un artículo para Psychology Today el médico de emergencia Dan Dworkis, de la Escuela de Medicina Keck de la Universidad del Sur de California, saber diferenciar entre las falsas emergencias y las emergencias reales es clave para no abrumarse constantemente y desperdiciar recursos. De hecho, dice, "aprender cuándo debes tomarte tiempo y espacio para pensar en un problema y cuándo debes actuar de inmediato es una de las habilidades más importante que aprenden los médicos jóvenes".

Aunque es una habilidad que sirve para todos los ámbitos de la vida. Sea cual sea tu trabajo. Sea cómo sea tu vida personal. No puedes pasarte la vida en tensión y recibiendo cualquier evento negativo como si fuera un apocalipsis existencial. Simplemente no es sano. Además, ese estado de emergencia te resta claridad: impide que te tomes unos minutos para modular tus emociones y encontrar soluciones que sean verdaderamente efectivas. Deja la resolución espontánea e intuitiva para las emergencias de verdad. Guárdate bien esa bala. 

Cómo saber si es una emergencia real

¿Pero cómo hacerlo? ¿En qué basarse para identificar las emergencias reales? Según el propio Dworkis, fundador de The Emergency Project, existen cinco puntos de referencia, el primero de los cuales es el alto grado de incertidumbre. Es decir, un gran desconocimiento del alcance real de las consecuencias del problema. El segundo tiene que ver con la presión: se dispone de un tiempo muy corto para aplicar soluciones o medidas de control. El tercero es la inevitabilidad del impacto: el problema presenta efectos claramente irreversibles.

El cuarto es la complejidad. En las emergencias reales hay un sinfín de factores involucrados que escapan a tu control. Las falsas emergencias son generalmente más simples y requieren tocar una o dos teclas. Por último, está la liminalidad, que refiere al hecho de que el problema te obliga a avanzar en una dirección de la que ya no puedes volver. Simplemente debes encargarte de ello. La relevancia te impide desentenderte y a otra cosa. Es una sensación interna que, si respiras unos segundos, podrás localizar o no. Deja de alarmarte por minucias.