Por qué no deberías escuchar música de fondo para trabajar o estudiar

Aunque tú pienses que te estás relajando, la realidad es que tu productividad se está desplomando al mismo ritmo

La humanidad puede dividirse actualmente en dos grandes categorías: la de las personas que aseguran caer en la desconcentración cuando suena música de fondo y la de las personas que afirman concentrarse más. Y, aunque suene feo decirlo así, dado que estas últimas perciben que tienen razón, la verdad es que están muy equivocadas. Al menos según lo desprendido de una investigación realizada recientemente por psicólogos de múltiples universidades británicas y de la que se hacen eco en el medio Xataka. La conclusión es bastante firme: la música de fondo nos dificulta ser productivos en todos los casos.

Ese matiz de "en todos los casos" es muy importante. Porque muchas personas estarán pensando aquello de que no es lo mismo una canción en castellano que te sabes de memoria que una canción en mesopotámico o una pieza de música instrumental sin ningún tipo de letra. Pero sí. Por sorprendente que parezca, el estudio demuestra que cualquier variedad de música de fondo actúa como "un estímulo sensorial que influye en el rendimiento cognitivo de las personas", en palabras de los expertos de Xataka. Puedes seguir engañando a los demás, incluso a ti mismx si lo deseas, pero la ciencia lo tiene bastante claro.

En concreto los investigadores sometieron a múltiples personas a experimentos de creatividad relacionados con palabras. Uno de ellos consistía en darles varias palabras y posteriormente pedirles que encontraran un vocablo asociado que pudiese combinarse con todas las palabras para conformar conceptos comunes. Es así como descubrieron que las capacidades mentales de las personas empeoraban cuando enfrentaban el juego con música de fondo. Sin importar qué música. ¿El motivo científico? Según los científicos, la música tiene la capacidad de interrumpir la memoria de trabajo verbal. Es un lastre para el rendimiento.

Otra cosa muy diferente es que la música te pueda hacer sentir más feliz, de modo que el trabajo laboral o el trabajo académico se haga más ameno. Nadie va a cerrarte el Spotify la próxima vez que trabajes o estudies. Pero desde el punto de vista de la productividad es perjudicial y está bien tenerlo en cuenta. ¿Pero y qué nos pasa con el ruido de fondo? Pues en ese caso depende. En líneas generales, el ruido en el que se producen cambios de frecuencia, tono o timbre es también muy disruptivo. Por eso nos cuesta concentrarnos con personas parloteando a nuestro alrededor. Nuestro cerebro atiende a los cambios.

Por el contrario, y como demostró otra investigación de 2012, publicada en la revista especializada Journal of Consumer Research, "un nivel de ruido ambiental moderado o bajo mejora el rendimiento en tareas creativas". Esa es la razón de que sí podamos concentrarnos con facilidad en las bibliotecas o de que, en los parques, el ruido de los pájaros o de una fuente no nos distraiga apenas. Es una cuestión tanto de decibelios como de uniformidad en el ruido. En definitiva, si lo que quieres es concentrarte a tope lo mejor es hallar un espacio con ruido ambiental tenue y homogeneo. ¡Y nada de música de ningún tipo!