Carta abierta a todos los amigos que siempre se rajan a última hora

Los amigos que se rajan a última hora son una constante a la que tendrás que enfrentar el resto de tu vida. Aquí te ayudamos a tener una postura clara. 

A ti que llevabas desde la primera caña diciendo que tu hígado se iba a tener que pedir la baja y desapareciste en la cola de la disco. A vosotros que os vinisteis arriba diciendo que os sumabais al próximo viaje y os hicisteis los locos a la hora de hacer las reservas. A ese que se pegó toda la semana hablando de las ganas que tenía de salir este sábado y el viernes a las cinco de la tarde apagó el móvil y nunca más se supo. A la que dijo “id tirando que ya voy” y aún la estamos esperando. A todos y cada uno de vosotros, que os jodan.

Sí, te lo digo a ti también y te lo digo mientras te vomito en la cara esa misma sensación de tristeza, decepción y bajona que me entra cada vez que te bajas del barco. Tu “oye ti@ que al final no” aniquila mis ilusiones y me mata lentamente. ¿Te parece bonito?¿Te parece ético dejar colgad@ a la única persona en el mundo que te recogería el pelo para que te desagas de los chupitos de Jäger de más?Que mentiría incluso a tus padres para que crean que nos quedaremos todo el finde en mi casa viendo Netflix...¿te mola ser un desertor/a?

На случай важных переговоров

Que sí, que la oferta de ocio y agenda cultural es cada vez mayor y decantarse por uno u otro plan es un gran dilema, pero, ¿dónde queda el compromiso? ¿Qué fue de la esencia de la amistad? ¿Por qué juegas con mis sentimientos? Si desde el primer momento, ir a una exposición de bonsáis te parecía un plan de mierda, ¿por qué no te pronuncias cuando se propone? Ah claro, perdona. Que todos sabemos que mostrar tu disconformidad en el último segundo es mucho mejor, sobre todo cuando el plan lo has hecho con una solo persona.

Porque esa es otra. Mal si tienes una cena con amigos plural y no vas. Pero cuando has quedado con una única persona y te rajas, tú eres mala gente. Hijo del viento, heredero de la duda, militante de la indecisión, el karma caerá sobre ti. No sé a qué grupo de rajados perteneces. Puedes ser de los que ante el aluvión de críticas que se le viene encima, opta por la mentira. Desde enfermedades crónicas repentinas, robo de vehículo a mano armada hasta muertes de familiares cercanos. Eres capaz de inventar cualquier cosa con tal de no dar la cara.

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Obviamente, como haces uso de un motivo delicado nadie tiene huevos a ponerlo en duda y te vas de rositas. O igual formas parte de los honestos que asumen su error con la cara bien alta dictando un: “no voy porque no me apetece”. Si eres de estos que sepas que eres igual de desquiciante pero al menos una parte de nosotros aprecia tu sinceridad e incluso en nuestro interior pensamos “ole tú”.

Pertenezcas a uno u otro grupo, todos compartís un elemento arquitectónico común. A tus espaldas, como si de las alas de Katy Perry en Black Horse se trataran, cargas con una gran veleta que te hace cambiar el norte según te pegue el aire. Tan fácil se te puede influenciar para que hagas parapente disfrazado de aguacate como para que te apuntes al Spartan Race o te metas una maratón de la primera edición de Operación Triunfo. Eso sí, en cuanto te pierden de vista y comienzas a interactuar con otra persona, te perdimos.Resultado de imagen de katy perry wings gif

Por gente como tú se creó ese botón de mierda en los eventos de Facebook llamado “me interesa”. Una opción ambigua que no es ‘ni fu ni fa’ y que hace que a la inauguración del local de turno lo mismo aparezcan 4 gatos que 356 personas. Zuckerberg, cárgate ese botón ¡ya! A esta vida hemos venido a jugar: o si o no. O blanco o negro. O asisto o ignoro.

Lo único positivo que tenéis los amigos que os rajáis en el último momento es que cuando vosotros sois protagonistas o incitadores de un plan, los que siempre estamos a pie de cañón no nos sentimos ni medio mal por rajarnos. De hecho, lo hacemos con gusto. Entre nuestras líneas argumentales para escabullirnos de tu cumpleaños, graduación o boda se entrevé un “jó-de-te” que nos sale del alma. Es nuestra mini venganza personal. Ese plato que se sirve frío y que llevábamos mucho tiempo queriéndoos estampar en la cara.

Si tras leer estas líneas te has sentido identificado e incluso un poco culpable, reflexiona. Decídete. Termínate la caña y haz lo que tengas que hacer. Pero, porfa, no lo dejes todo para última hora, ¿capisci?