Agradece Los Pequeños Detalles, No Te Arriesgues A Perderlo Todo

“El que no es agradecido, mejor que lo mate Dios”, solía decir Luis Mariano Rivera, un cantautor y poeta muy popular. Sí, puede que encontremos esta frase un poco sesgada por el fanatismo religioso, sin embargo, no deja de ser cierta. ¿Cuántas veces

“El que no es agradecido, mejor que lo mate Dios”, solía decir Luis Mariano Rivera, un cantautor y poeta muy popular. Sí, puede que encontremos esta frase un poco sesgada por el fanatismo religioso, sin embargo, no deja de ser cierta. ¿Cuántas veces te ha pasado que haces algo muy especial para tu pareja y esta termina no valorándolo, ni siquiera diciendo gracias? Esto es algo que sucede muy a menudo en las parejas. Sin embargo, es algo que tú mismo podrías estar haciendo.

Recuerdo la historia de una pareja que parecía “la pareja perfecta”, cada uno cumpliendo con su rol: el hombre hacía lo que “el hombre debía hacer” desde los estándares sociales, y la mujer, lo mismo. Sin embargo, después de mucho tiempo juntos, las discusiones empezaron a surgir y, las decepciones, a florecer. Ninguno de los dos se valoraba ya, tomaron los estándares sociales muy por lo alto, y que el chico pagara en una cita no era razón para decir “gracias”, sino cuestión de que “era lo que debía hacer”; que la chica le hiciera la comida un día que se fueron de campo no era para decir “gracias”, era solo lo que “la chica debía hacer”. Dejándose poco a poco consumir por los estándares sociales y convirtiéndose  en los seres egoístas que muchos filósofos discuten que somos.

Para darse cuenta de que se estaban dejando llevar por estándares sociales que los llevarían al fracaso, tuvieron que pasar por la decepción más grande de todas: perderlo todo. Deja de valorar el “buenos días” de todos los días, y cuando lo pierdas lo extrañarás más que nada en el mundo.

Antes de juzgar a una persona por sus actitudes, es mejor mirarse al espejo y juzgarnos a nosotros mismos. Saber que así como todos son capaces de cometer errores, nosotros vamos exactamente por el mismo camino, cometemos errores todos los días y hacemos las cosas que tanto criticamos. Nos convertimos en el desastre que no queríamos ser. Lo bueno de ser humanos y tener el raciocinio necesario para poder darnos cuenta de que estamos cometiendo un error es también notar que todos los errores pueden ser reparados y lo perdido puede ser reforzado por cosas mucho mejores.

Pero, antes de que sea demasiado tarde, valora todo aquello que tienes en tu vida, para así evitar que aquello que “se pueda mejorar” seas completamente tú.