Mi adicción al Candy Crush me impide ocuparme de mis problemas del día a día

Soy completamente adicta al Candy Crush y no puedo dejarlo

Los colores se unen en mi imaginación y en mi cabeza antes que en la pantalla. No hago movimientos sin pensarlos antes a no ser que tenga mucha prisa o lleve estancada en un mismo punto varios días. Voy por el nivel 2580 del Candy Crush. Y ese nivel solo es de novatxs. He visto personas en niveles muchos más altos. En un principio nadie jugaba a este juego, obviamente no era tan famoso como ahora. Recuerdo el día que comencé. Conocía el juego de oídas y era de las que no se unían, al igual que esas personas que no han visto en la vida Juego de Tronos. Mi compañera de piso estaba súper enganchada y, de vez en cuando, miraba cómo jugaba y se me iban ocurriendo movimientos. En la soledad y el secretismo de mi habitación, una noche, lo descargué. Aquella noche comenzó mi adicción.

Salgo del trabajo, saco el móvil y juego. Espero el autobús, saco el móvil y juego. Antes de irme a dormir, en el transporte público o al salir del gimnasio, saco el móvil y juego. Cinco partidas seguidas por las cinco vidas que me dan. Si gano, puedo seguir jugando porque la vida se mantiene intacta, si pierdo me toca esperar. Me da mucha rabia esperar pero no he llegado al punto de adelantar la hora: pasada la media hora te recargan una vida y hay personas que adelantan el reloj del móvil para poder seguir jugando. Lo que sí hago es entrar a cada rato, a ver si ya ha pasado el tiempo para poder volver a jugar. Mientras juego no pienso, mientras juego mis problemas dejan de ocupar mi cabeza. Pero siguen ahí y soy incapaz de enfrentarlos. 

Los caramelos millonarios

El juego comenzó entre el año 2012 y el 2013. En este último, es decir, antes de que se superara el primer año de su creación se superaron las 500 millones de descargas. King, la compañía líder de entretenimiento interactivo para el mundo móvil, es la dueña y creadora de Candy Crush. Cuentan con más de 272 millones de usuarios activos mensuales en plataformas web y móvil. La compañía, durante muchos años, decidió confiar en los ingresos únicos y exclusivos que le proporcionan las compras en el interior de la aplicación, lo cual supone solo el 0,4% del total de los jugadores. Esto le supuso, tan solo en un año y medio, la ganancia de más de 1.330 millones de dólares, unos 1.200 millones euros

Como se puede observar en estas cifras, no soy la única adicta a este juego que, con tantísimxs usuarixs y ganancias, se encuentra en los primeros puestos de ingresos en lo que aplicaciones móviles supone, un lugar del que no se ha movido a pesar de llevar ya siete años activo. La compañía no se moja mucho y, como es obvio, no habla de la adicción que genera el juego. Es más, ellos explican que jugar es algo que todos quieren hacer y por ello su empresa "se basa en crear juegos mágicos y gratificantes para que todas las personas jueguen donde sea que estén, creando momentos de magia en la vida cotidiana".

A pesar de ser adicta, veo el engaño. La magia en la vida cotidiana es otra cosa, no es jugar al Candy Crush, eso seguro. Lo que sí es cierto es que se trata de un juego gratificante y que genera enormes dosis de distracción. Yo he sido capaz de abandonar durante largos minutos mi tristeza o mi malestar jugando varias partidas seguidas. La sensación no es placentera, sino más bien de completa desconexión: como si una burbuja se posara en mitad de mi cerebro y todo el entorno se apagara. Al entrar en la aplicación mientras está cargando se pueden leer varios mensajes que, para mí, son claves para explicar lo que quieren vender: "Combinar, deslizar, relajarse", "relájate... y juega a Candy", "hora de relajarse" o "desliza el estrés a un lado". Ahora bien, ¿por qué es tan adictivo?

Caramelos digitales adictivos

Candy Crush no siempre estuvo en formato móvil. Es más, al principio estaba solo en ordenadores y creció gracias al apoyo que recibió de Facebook. Poco a poco fue creciendo más y más hasta que adquirió la suficiente fuerza para poder despedirse de la red social de Zuckerberg. Así comenzó a prosperar de manera independiente, aunque el enlace con la plataforma se puede conservar para poder conectar con los usuarios de Facebook que también juegan y almacenar el progreso de las partidas se conserva en caso de que tengas que desinstalar la app. Es importante saber que su fama persistió y siguió aumentando a pesar del nacimiento de otros juegos muy potentes como Clash Royale o Pokemon Go.

"Debemos tener en cuenta que ciertos juegos, como es el caso del Candy Crush, están diseñados para que no se puedan completar y no exista un fin", explica Héctor Galván Flórez, Director Clínico del Insituto Madrid de Psicología y Psicólogo clínico. Según lo que él comenta "una de las principales características que hacen que estos juegos sean tan adictivos es que nos permite ganar, generar confianza y superación de manera muy rápida. Todo ello hace que nuestro cerebro libere dopamina. Es como si se tratara de una mini recompensa que hace sentir satisfacción, placer y, por consiguiente, deseo de seguir jugando". El juego, además, genera su propio 'síndrome de abstinencia' ya que, si se te acaban las vidas y no puedes seguir jugando, debes esperar o a veces mirar un anuncio, ya que ahora los han insertado para conseguir más oportunidades. Se genera una espera que hace que te mantengas enganchado.

Su disponibilidad y su interacción es decir, que puedas jugar en varios dispositivos y que, además, puedas mirar cómo lo hacen tus amigxs son algunas de las claves del éxito del juego. Más allá de estos puntos que son los que ofrece la empresa, el experto explica que "este tipo de juegos están diseñados con un sistema de niveles lo cual genera adicción, son accesibles y fáciles de jugar". En esta misma línea el crecimiento del juego es progresivo: al comenzar, las primeras pantallas no tienen gran dificultad y por tanto genera una gran satisfacción si acabas de empezar. Conforme vas avanzando, el juego se complica, pero también aumentan las recompensas.

"Colabora su diseño, con efectos y colores llamativos en la pantalla, que estimulan el cerebro y motivan a seguir adquiriendo nuevos logros. En resumen, son juegos pensados y diseñados para captar la atención, y al mismo tiempo permitir varias ganancias a modo de recompensas que alimenten las ganas de seguir jugando", especifica el psicólogo.

El inconveniente del enganche

Los nuevos logros son realmente una recompensa. Cuando gano vidas o caramelos extra que tienen características especiales me siento bien, lo celebro. Quienes me conocen se sorprenden. Antes, yo también me sorprendía. Ahora he alcanzado tal nivel que me da igual, he terminado aceptando que me gusta y lo disfruto. Cuando el Tetris comenzó, generó una adicción muy parecida a la vivida por Candy Crush. De hecho, aún continua siendo uno de los juegos más utilizados por diferentes generaciones. Con la adicción al Tetris comenzaron a suceder ciertos síntomas que, en ocasiones, pueden verse relacionados con el Candy Crush. Uno de los más impactantes es el que podría relacionarse con una 'alucinación hipnogógica': el hecho de soñar con el juego, de irte a dormir y tener sueños en los que aparecen los mismos colores, las mismas formas y en el sueño eres capaz de resolver el juego.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

When you can't wait for new levels to drop 🕺💃🏻 #CandyCrushSaga #CandyCrushFriends #CandyCrushSodaSaga #CandyCrushJelly

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Este no es el único inconveniente. Las personas pueden entrar en un bucle infinito para no separarse de lo que es la gratificación neuroquímica, para no perder esa sensación de placer. "Podría convertirse en una adicción más grave, similar a la de jugar a las tragaperras es decir, cuando se busca el juego para sentir placer y evadirte de otras situaciones. En el peor de los casos, hay personas que llegan incluso a endeudarse mucho, a perder la familia o los amigos", explica Héctor Galván. Esto, sin duda alguna, podría generar, a su vez, que la adicción provoque en la vida una gran pérdida de tiempo y una procrastinación imposible de detener. 

El móvil te da la oportunidad de poner recordatorios o avisos para frenar el uso continuado de este tipo de juegos. Aunque esto sea así, lo ideal es ser consciente de la adicción y ponerle freno: buscar otras actividades o enfrentarnos, de una vez por todas, a eso que no nos gusta de nuestro entorno o de nuestro día a día y por lo que buscamos evadirnos.