Estas son las 8 trampas con las que tu pensamiento sabotea tu vida

Un pensamiento trampa puede conducirte de la felicidad al malestar sin ni siquiera percibirlo.

¿Alguna vez has reflexionado sobre cómo tu forma de pensar puede arruinarte la vida en cuestión de segundos? Un pensamiento puede conducirte de la felicidad al malestar sin ni siquiera percibirlo. Porque la mayoría de las veces no son los acontecimientos en sí mismos los que desencadenan cómo te sientes sino la forma que tienes de interpretarlos.

Para que estés preparad@ la próxima vez que se nuble tu mente, te explicamos las ocho maneras en las que tu pensamiento te sabotea sin que te des cuenta. Apunta porque seguro que habrás caído en más de una o dos.

Sobregeneralización

Llevas cuatro años y medio con tu pareja cuando, de repente, todo se esfumó. Parece que todo lo vivido ya no le importa y ha decidido dejarte. No te queda otra que aceptarlo, ¿qué vas a hacer? A veces el amor no lo es todo. No puedes dejar de dar vueltas a lo sucedido y te invade ese miedo que te hace creer que no podrás volver a tener pareja. "Nadie más me querrá, ni será capaz de conectar conmigo", "nunca encontraré a nadie", "me dejarán por mi forma de ser", te dices continuamente. O tal vez, lo que te sucede es que has escrito a tu amigo y no te ha devuelto el mensaje y te invade la creencia de que todo el mundo se olvida de ti.

Este tipo de pensamientos se corresponde con la primera trampa: la sobregeneralización. Esa tendencia a creer que si algo ha ocurrido una vez, seguirá ocurriendo muchas más veces. De un hecho aislado has creado una regla general para situaciones relacionadas. ¿De verdad crees que estás en lo cierto?

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Personalización

Vas paseando por la calle cuando te encuentras con tu amiga y la notas un poco apagada y distante. Instantáneamente piensas "Laura tiene mala cara y no me habla como siempre, seguro que está enfadada conmigo". Otro caso podría ser cuando tu jefe habla sobre que hay que mejorar la organización y la calidad del trabajo pienses que aunque no se refiera a ti directamente, lo está insinuando: "seguro que lo dice por mí".

La personalización es otra trampa del pensamiento que consiste en suponer que todo lo que la gente hace o dice tiene que ver contigo o que eres el responsable de hechos externos en los que no has participado. Por lo que mucho cuidado porque este tipo de pensamientos te hace estar continuamente a la defensiva.

Abstracción selectiva o filtraje

Has invitado a tus amigos a cenar y para ello, te has tirado toda la tarde cocinando para que todo saliera bien. Te encanta que todos se vayan con un buen sabor de boca y, además, te has tomado la molestia de decorar hasta la mesa. Llega el momento final y les preguntas qué tal han cenado. A todos les ha encantado y te han felicitado pero uno de ellos te ha dicho que el primer plato estaba soso y que deberías haber añadido un poco más de sal. De repente, el mundo se te cae encima y piensas que eres un desastre en la cocina. "Quizás no debería haber innovado...", "si es que no valgo para cocina, mejor que siga bailando que es lo que mejor se me da..."

De nuevo, en esta situación has sido víctima de otra trampa del pensamiento: la abstracción selectiva o filtraje. En este caso has olvidado todo lo positivo que te han dicho para quedarte únicamente con lo negativo. De nada valen las felicitaciones que te han dando porque a ti solo te importa ese fallo que has cometido.

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Tu pensamiento te la ha vuelto a jugar. Cada vez que valoras lo que sucede de forma extrema sin tener en cuenta aspectos intermedios o lo que es lo mismo, ves las cosas blancas o negras estás cayendo en una trampa. Las palabras "siempre", "nunca", "todo" o "nada" son peligrosas, no lo olvides.

Razonamiento emocional

Has entregado el trabajo final del máster o los resultados de un proyecto en el trabajo. La persona que lo supervisa te ha llamado para hablar contigo sobre ello y te comenta que es un desastre y que lo que has hecho no tiene ni pies ni cabeza. De repente, te invade la rabia, la tristeza y sobre todo la frustración porque te habías volcado en ello y piensas "me siento incompetente y un perdedor/a" por lo que acabas deduciendo que lo eres.

Así es. Esto también es un saboteo por parte de tu pensamiento. El razonamiento emocional consiste en dar total credibilidad a tus emociones porque crees que ellas reflejan como son las cosas. Así, crees que lo que sientes es totalmente cierto y te defines en base a ello.

"Debería..", "tengo que..."

Estás en una reunión familiar y has dado tu opinión sobre un tema y más tarde piensas "no debería haber dicho eso" o tras una ruptura quizás pienses que deberías haber sido más atento/a con tu pareja y así no te hubiera dejado. O por el contrario, pienses que tendrías que ser más amable para así gustar a todos tus compañeros de trabajo.

Los "debería" o "tengo que" también son trampas del pensamiento que limitan tu forma de ser. Reglas rígidas y exigentes que te indican cómo deberían ser las cosas y que te impiden el acceso a otras posibilidades y puntos de vista.

Etiquetación

Quizás esta trampa del pensamiento sea la que más te suene al leer su nombre ya que en la actualidad parece que nos encontramos en el mundo de las etiquetas y clasificaciones. Así la etiquetación se corresponde con el uso de etiquetas peyorativas para describirte a ti mismo o a los demás casi siempre a partir del verbo ser. De modo que reduces todas las cualidades a un solo elemento y encima, negativo. Ejemplos de esto pueden ser "soy inútil", "eres estúpido" o "soy un aburrido".

Error del adivino

Llevas unos días buscando trabajo y echando curriculums y te llaman para hacer una entrevista de trabajo de una multinacional. Decides descartarla porque piensas que no te van a contratar  o quizás has hecho un examen y piensas, nada más acabar, que vas a suspender a pesar de haber estado estudiando todos los días y contestado todas las preguntas.

Así es, a veces parece que crees tener una bola de cristal para adivinar el futuro. En eso consiste el error del adivino en creer saber cómo será el futuro y actuar en el presente conforme a ello. Sin duda, un grave error.

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Como ves es más fácil de lo que crees dejarse seducir por tu pensamiento y caer en sus trampas. Tu salvavidas es empezar a ser consciente de ello y cuestionar de vez en cuando tu forma de pensar. De lo contrario, no dejarás de sabotearte.