Razones Por Las Que Deberías Hacer Las Maletas Y Viajar A Viena

Es verdad que las diferencias entre el norte y el sur de Europa son abismales, y que por aquí en cuanto a clima, carácter y comida no nos podemos quejar. Pero no hay más que escaparse a una ciudad como Viena, para ver todo lo que nos queda por aprender. De su orden, de su inmensa cultura, de su maravillosa arquitectura, de sus innumerables parques o de la concienciación medioambiental de los vieneses. Está claro que al menos una vez en la vida hay que visitar esta cuna de la historia europea y aquí tienes unas cuantas razones.

La Noria de Viena preside en famoso Parque Prater y, desde su inauguración, se ha convertido en uno de los símbolos más reconocibles de la capital austriaca. Forma parte de su skyline. Su fama es tal, que ha conseguido que sea la imagen de todo tipo de souvenirs: imanes, gorras, mecheros, tazas, bolígrafos, monederos, camisetas y bolsos. La noria, de unos 60 metros de alto y del año 1987, es la más antigua del mundo. Y resiste muy bien al paso del tiempo. Me atrevo a decir que es más vieja que muchos de vosotros.

Los animales son bienvenidos en toda Viena: en casi todas las tiendas, en los bares, en los restaurantes y hasta en el transporte público. De hecho, en este caso los perros pagan su billete como uno más. Eso sí, estamos hablando de gatos o perros. No te recomiendo subir una iguana al tranvía ni llevar a un hamster a una cena con amigos. Viena es un auténtico chollo para las mascotas porque -además de que no tendrán que quedarse fuera -en prácticamente todos los establecimientos hay bebederos para ellos.

Aunque su nombre significa ciudad blanca, en realidad Viena es una ciudad verde. Y todo gracias a la gran conciencia social de los vieneses con el Medio Ambiente. Si un árbol se muere o se cae, las autoridades plantan otro de manera automática. ¿Y dónde están estos pulmones verdes? Pues por todas partes, pero os recomiendo cuatro que para mí son los mejores: el Parque Sigmund Freud, Rathauspark, el Parque Volksgarten o el Burggarten. Y los dos últimos tienen un plus añadido: que son Patrimonio de la Humanidad.

¿Conocías el origen de los caramelos PEZ? ¿Sabías que se inventaron en Viena en 1927? Pues sí, es un invento austriaco. Un dispensador único, con un formato realmente innovador que tuvo muy buena acogida a nivel mundial. Como curiosidad, al principio los caramelos los hacían sólo de menta y después sus creadores, con el paso de los años, fueron introduciendo diferentes sabores.

Como el nombre es un tanto raro, es conocido coloquialmente como el Distrito 2. El barrio de Leopoldstadt de Viena es ideal para patearlo de lado a lado o alquilar una bici en plan eco-moderno. Es abierto, tolerante y multicolor. Y no es porque tenga nada que ver con el orgullo gay, sino porque en ese lugar se construyó la famosa Hundertwasser Haus.