Pedraza, el pueblo medieval mejor conservado de toda España

Un lugar mágico lleno de historia a solo hora y media en coche de Madrid

Pedraza. El nombre no te suena por casualidad: es el pueblo en el que se desarrollan los eventos principales de 30 monedas, la serie de terror satánico de Álex de la Iglesia para HBO. Y tampoco esto es casualidad. Al fin y al cabo, este municipio de la provincia de Segovia, miembro de la asociación Los Pueblos Más Bonitos de España, es asimismo el pueblo medieval mejor conservado de toda España, lo que lo convierte en el escenario ideal para toda clase de historias audiovisuales. Isabel, Tierra de lobos y Águila roja también fueron rodadas parcialmente allí, en un pequeño rinconcito entre dos cerros marcados por la piedra, las casitas pardas, las macetas con flores y el aire limpio.

¿Lo mejor de todo? Si vives en Madrid puedes encajarte en Pedraza en aproximadamente una hora y media de coche. Tan pronto como llegues allí y veas el entorno, presidido por su castillo, entenderás por qué funcionaba en tiempos medievales como bastión. Su ubicación es perfecta para la autodefensa. Pero no solo eso: su plaza era en otros tiempos el mercado de toda la comarca. Un pueblo llenísimo de vida que, sin embargo, y como tantos otros pueblos preciosos de las castillas, ha ido experimentado un descenso poblacional imparable. A finales del siglo XIX vivían en Pedraza más de mil personas. Hoy la población se encuentra por debajo de los 350 habitantes. Una pena.

Pero todavía estás a tiempo de disfrutarla, practicar turismo de calidad y favorecer la economía local. Además del castillo y la plaza, tendrás la oportunidad de ver la cárcel, la iglesia de San Juan y la puerta de la villa, la única entrada y salida de Pedraza. En la actualidad permanece siempre abierta, pero siglos atrás el carcelero solía cerrarla todas las noches para que ninguna persona ajena al pueblo entrara. Eran tiempos más peligrosos. Y pensar en todo ello, especialmente mientras paseas por sus calles en la noche, te teletransporta a otras épocas y te provoca una extraña nostalgia: la nostalgia de quien añora algo que nunca ha vivido en realidad. Es un rinconcito mágico.

Sobre todo durante las primeras semanas de julio. Es entonces cuando tiene lugar en Pedraza la noche de las velas. Miles de ellas se colocan y encienden por todo el pueblo, se apagan las luces públicas y se cierran las ventanas para que la iluminación artificial del interior de las casas no estropee la atmósfera. Un viaje profundo al pasado. Y como bonus algún que otro concierto. Ah, y si quieres gastronomía local, lo típico de la zona son el cordero asado, el cochinillo asado, el judión de la Granja y el ponche segoviano. No, no verás rascacielos, aguas cristalinas ni monumentos mainstream, pero harás turismo responsable y te empaparás de historia y cultura. ¿Qué más quieres?